A través de una publicación en su revista Pediatrics, la American Academy of Pediatrics (AAP) expresó una serie de preocupaciones por el uso de colorantes, saborizantes y otros químicos alimenticios colocados intencionalmente o que entran en contacto con la comida durante su manufactura o empaquetamiento, así como su posible efecto negativo sobre la salud de los niños.
En el documento, la organización expresó particular consternación ante 5 químicos alimenticios: bisfenoles (utilizados en latas para prevenir corrosión), ftalatos (adhesivos y lubricantes para manufactura), pesticidas no persistentes, perfluoroalquilos (para hacer paquetes a prueba de grasas) y percloratos (para empaquetamiento plástico de comida seca).
En su documento, la AAP también pide al personal pediátrico que proteja a sus pacientes de éstos y otros químicos alimenticios a través de una serie de recomendaciones que deben transmitir a los padres de los niños:
- Fomentar el consumo de frutas y verduras frescas o congeladas en la medida de lo posible.
- Evitar alimentarse con carnes procesadas, particularmente las madres durante el embarazo.
- No calentar con microondas comida o bebidas utilizando recipientes de plástico.
- Si se tiene un lavavajillas, procurar no poner en él utensilios o platos de plástico.
- En la medida de los posible, utilizar platos y utensilios de vidrio o acero inoxidable, no plásticos.
- De utilizarse utensilios plásticos, evitar los que tengan el código de reciclaje 3, 6 o 7.
- Lavarse las manos consistentemente antes de manejar o consumir comidas y bebidas.
- Reafirmar el lavado de todas las frutas y verduras a las que no se les quite la cáscara.
Además de pedir la cooperación de la comunidad médica para evitar posibles daños a la salud de los infantes por químicos alimenticios, la AAP también pidió a las instancias gubernamentales y legislativas reforzar las políticas que controlen el uso de sustancias potencialmente tóxicas en la fabricación de productos que pueden ser usados por niños para alimentarse.
También solicitaron que se endurecieran las pruebas de toxicidad de algunos productos comestibles para reducir la cantidad de químicos alimenticios añadidos, intencional u accidentalmente. A la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) especialmente pidieron revisar sus decisiones sobre sustancias anteriormente aprobadas.