De forma tradicional, cuando un paciente acude contigo le realizas una valoración para determinar el problema que lo aqueja. Posteriormente emites una receta médica con las indicaciones a seguir durante el tratamiento. Hasta este punto todo luce normal y sin problemas, pero existen otros problemas que surgen en el momento en el que los pacientes salen del consultorio.
En primera instancia, se debe mencionar que no todos siguen al pie de la letra las indicaciones de la receta. Esto provoca que no se terminen las dosis de medicamentos indicadas y almacenen las cajas o envases en sus hogares. Pueden pasar meses e inclusive años los fármacos almacenados hasta provocar que caduquen y es ahí donde nacen los problemas.
En ese sentido, si en un futuro una persona consume medicamentos que ya expiraron, lo menos peligroso que les puede ocurrir es que la efectividad no sea la indicada. Pero también se pueden presentar otro tipo de situaciones, como el hecho de que provoquen efectos secundarios en los pacientes.
Medidas especiales para su desecho
De igual forma, le debes indicar a tus pacientes que los medicamentos caducados no se pueden colocar en las bolsas normales de basura. Su contacto con otros desechos puede provocar reactivos tóxicos durante su degradación.
Por su parte, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa), en México se generan alrededor de 200 millones de unidades de medicamentos caducados cada año.
Para su correcto manejo, muchos hospitales, clínicas y farmacias cuentan con contenedores en los que se pueden depositar los medicamentos caducados sin provocar daños al ambiente.