Una evaluación reciente podría definir al continente africano como una de las regiones del mundo condenadas a morir al interior de un espectro muy alto de dolor. La razón: el acceso inexistente a los servicios de salud, principalmente, en el área de cuidados paliativos, una condición necesaria para aminorar las dolencias en un paciente enfermo.
La muerte en el continente del marfil
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la población en África está valuada en mil 216 millardos, es decir, miles de millones de habitantes, que de acuerdo a la posición geográfica de cada localidad, tiene una tasa de mortandad muy elevada.
Con esto en mente, el siguiente mapa (OMS, 2016) muestra el porcentaje de personas que fallecen por cada mil habitantes.
En este sentido, poco más del 10 por ciento de la población en África se suma a la estadística de personas fallecidas en el continente. Un dato que, en casos como el de Lesoto, alcanza el 14.69 por ciento de cada mil habitantes ha muerto, está muriendo y morirá en esta región de África.
Dolor: inevitable en el paciente africano
La muerte es una constante en esta y todas las regiones del mundo. El asunto radica en la posibilidad de tener una muerte sin dolor. Morir dignamente. (Dignitas, Kant). Esta consideración, hasta cierto punto necesaria para la calidad de vida del paciente, no es viable en África, tal como lo explica un grupo de investigadores del Instituto de Cultura y Sociedad, de la Universidad de Navarra (UN) que materializó un estudio sobre los cuidados paliativos de 48 países africanos.
1 vs. 120 unidades de opioides
La evaluación permitió al equipo de especialistas que en esta parte del mundo, los pacientes utilizan en promedio 1 miligramo de medicamento opioide por persona y año, mientras que en varias regiones de Europa, como Inglaterra, se emplea alrededor de 120 miligramos.
El “Atlas de África” reveló que el número total de servicios de cuidados paliativos en este continente es inferior al regiones como el Reino Unido, aunque la población africana sea diez veces superior. El 19 por ciento de los países analizados no tiene servicios identificados y el 71 por ciento de los que se han detectado están concentrados en:
- Uganda (229);
- Sudáfrica (160); y,
- Kenia (70).
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