Durante la infancia, la nutrición es uno de los factores más importantes para la salud. El estado de salud de los infantes (y hasta de los padres) al nacer y en los primeros meses de vida determinará el bienestar físico del bebé a futuro. El consumo de leche es fundamental en esta etapa de la vida, pero algunas prácticas podrían ocasionar obesidad. En especial, si se le “adiciona” con cereales.
Así lo apunta un estudio publicado en la revista Acta Pediatrica. Bern Alm, coautor del estudio, señala que se trata de una investigación de seguimiento. El primer experimento se realizó hace varios años. Entonces se analizó el Índice de Masa Corporal (IMC) en infantes de 12 y 18 meses. Quienes consumían leche con cereales a los 6 meses eran más vulnerables a presentar obesidad.
En este estudio de seguimiento se analizó a la misma población. Sin embargo, esta vez se observó su IMC a los 5 años. Se observó que los infantes que consumían leche con cereales a los 12 meses presentaban mayor riesgo de obesidad. El estudio contó con la participación de mil 870 infantes. Los datos fueron proporcionados por agencias de salud y los mismos padres.
Un riesgo hasta dos veces mayor de obesidad en leche “adicionada”
De acuerdo con Alm, en Suecia es muy común que los padres pongan harina a la leche. Con esta práctica, se cree que los bebés reciben una alimentación “adicionada”. Por lo general, se les llega a dar entre una y hasta 5 dosis de la mezcla cada día. Aunque a los más jóvenes no se les alimenta de esta manera, sí se empieza a utilizar desde los 6 meses.
En el estudio, esta práctica de nuevo estuvo relacionada con una mayor incidencia de obesidad. De todos los participantes de 5 años, 11.6 por ciento presentaba sobrepeso. Otro 2.3 por ciento padecía de obesidad. Pero quienes fueron alimentados con la leche adicionada tenían un mayor riesgo de padecer estos trastornos. El factor probó ser de 1.94, casi el doble que el resto.
A pesar de estos descubrimientos, Alm señaló que esta leche adicionada es nutritiva y saludable. Comentó que su uso ha sido característico de Suiza por cientos de años. Dijo que deshacerse de esta tradición no es la solución. Pero sí apuntó que los niños con factores que los predispongan a la obesidad, como elementos hereditarios, deberían evitar esta práctica.