Movimientos como el #MeToo y #NiUnaMás demostraron que, a nivel mundial, el problema del acoso y el abuso sexual es mucho más extenso de lo que generalmente se aceptaba en la vida pública. Estas iniciativas, más allá de sus consecuencias sociopolíticas en cientos de países e industrias, también han destacado las consecuencias en la salud mental y física de las mujeres.
Una investigación publicada en la revista JAMA Internal Medicine apunta que las mujeres de mediana edad que sufrieron acoso o abuso sexual en el transcurso de su vida son más propensas a desarrollar múltiples condiciones de salud, tanto físicas como mentales, comparadas con pacientes que jamás se han visto afectadas por este tipo de problemas.
En el estudio participaron 304 mujeres no fumadoras de entre 40 y 60 años. 19 por ciento reportó haber sufrido acoso, 22 por ciento abuso sexual y otro 10 por ciento ambos. Rebecca Thurston, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y miembro del equipo de investigación, apuntó que las consecuencias de salud fueron muy similares entre todas las pacientes afectadas, lo cual indica una universalidad en los efectos de estas experiencias.
Las mujeres que dijeron haber sido víctimas de abuso sexual resultaron hasta tres veces más vulnerables a sufrir depresión y dos veces más propensas a desarrollar ansiedad elevada, comparadas con el resto. Por otro lado, el acoso fue ligado a hipertensión y altos triglicéridos, que aumentan el riesgo de derrame cerebral, aneurisma, ataques al corazón y enfermedades de los riñones.
Además, en ambos grupos de víctimas, las mujeres presentaron un índice más alto de trastornos del sueño, incluido el insomnio. Aunque el estudio no pudo comprobar una relación innegable entre estas condiciones de salud y la incidencia del acoso y el abuso sexual, los investigadores señalan que estas observaciones son perturbadoras y deberían realizarse futuras averiguaciones.
Dentro de México, estas agresiones conforman uno de los problemas sociales más significativos. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) calcula que al menos dos de cada tres mujeres mayores de 15 años ha sufrido algún episodio de violencia, no solo sexual, en algún punto de su vida. Además, en 2016, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas dio a conocer que, en promedio, se registran 600 mil delitos sexuales cada año en el país, 90 por ciento contra mujeres.