En realidad, la presión que genera la labor hospitalaria y los extensos turnos de guardia, al igual que la sobrecarga de pacientes en la consulta, llevan a desarrollar una vida medica cargada de responsabilidades y mucho estrés. Donde, los abusos; especialmente los referentes a hábitos poco sanos; son frecuentes, llevando a convertir en poco tiempo al médico en paciente. Sobre todo, porque en algunas oportunidades falla la responsabilidad de autocuidado.
Además, los profesionales de la salud tienen tendencia a presentar resistencia ante el cambio de rol. Lo que hace que trivialicen los síntomas y no presten suficiente atención a los mensajes que su cuerpo emite, por estar inmersos en el compromiso de cuidar a los demás. Por ello, tomar conciencia sobre la necesidad de cuidarse para cuidar, se debe volver un slogan de obligatorio cumplimiento.
Los abusos producen enfermedades
Nos damos cuenta que los profesionales de la salud llevan un ritmo de vida acelerado; donde fuera de la atención al paciente en las instituciones, también abarcan competencias académicas, practicas privadas y obligaciones docentes; marcando el camino para el agotamiento físico y mental. De ahí, que se haga un llamado a la prudencia, porque es claro, que las fisiopatologías y las afectaciones mentales también pueden llegar a alcanzar a los miembros del sector sanitario.
Es así, como abusos en el consumo de cafeína y bebidas energizantes; para mantenerse por más horas activo y alerta; genera a largo plazo una descompensación orgánica. Que da paso a una sintomatología altamente limitante, como temblores, acidez estomacal, cefaleas y mareos. Al tiempo, que puede desencadenar estados de deshidratación, episodios de ansiedad y acelerar en forma anormal el ritmo cardiaco.
Igualmente, permanecer mucho tiempo en estado de vigilia, se convierte en uno de los abusos; que sin querer; se cometen en pro de la profesión, pero que pasan factura al paso del tiempo. Básicamente, porque no descansar suficiente y cambiar las horas de sueño frecuentemente, lleva a alterar el ciclo circadiano y las funciones del cerebro. Además, de aumentar el riesgo de sufrir hipertensión, cardiopatías, enfermedades del riñón y accidentes cerebrovasculares.
De esta misma forma, encontramos que la malnutrición, también alcanza a tocar a los médicos, enfermeras y demás servidores, que laboran en jornadas de doble turno, emergencias y puntos de atención de pacientes en estado crítico. Especialmente, por la falta de disponibilidad de tiempo. Así, los problemas gastrointestinales, la obesidad, la dislipidemia y la diabetes, aparecen, causando complicaciones.
En conclusión
Sabemos, que es necesario reconocer la importancia de la labor médica y el aporte que le hacen a la sociedad. Sin embargo, también es bueno tener en cuenta que el desgaste profesional, genera enfermedades físicas, pero también agotamiento emocional. Acarreando desmotivación, depresión y disminución en sus competencias, que, a la larga, los lleva a cometer errores que pone en riesgo la vida del paciente.
Por tanto, a pesar de las obligaciones laborales, es necesario dejar a un lado los abusos. A la vez, que se debe establecer hábitos de vida sana; aplicar las recomendaciones que se le hacen al paciente y tomar conciencia sobre la posibilidad de que ellos también pueden enfermar; se convierte en norma de obligatorio cumplimiento para proteger la salud.