En 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) afirmó que más de la mitad de la población se había sentido nerviosa o preocupada. En este sentido, 34.5 millones dijo haberse sentido deprimida en algún momento y, de ellas, 1.63 millones declararon tomar antidepresivos regularmente. Una fracción significativa de estas personas son las personas en su retiro: por no haber hecho un plan de vida adecuado, empiezan a sentir esta ansiedad poco después de retirarse.
Así lo afirmó Antonio Kobayashi Gutiérrez, geriatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco. El trastorno adaptativo puede presentarse con una duración de entre 3 y 6 semanas poco después del cese laboral si la persona no ha realizado un plan de vida donde se abarquen las áreas del desarrollo humano: biológica, mental, social y funcional.
Advirtió que, si se prolonga el trastorno adaptativo por la falta de un plan de vida, la persona jubilada puede caer en un cuadro crónico de depresión. Esta situación, a su vez, puede traer eventos adversos como insomnio, alta presión arterial, dolores o molestias físicas e incluso puede dar entrada a otras enfermedades mentales. Entonces, se le conoce como “síndrome del jubilado”.
Kobayashi Gutiérrez apuntó que el trastorno adaptativo se presenta porque muchos individuos sufren una pérdida de sentido cuando termina su periodo laboral. Algunas personas pueden sentir incluso que pierden status, poder o un valor de sí mismos. Por ello, un plan de vida puede ayudar a mantener a la gente activa y saludable, con mejores hábitos alimenticios y de ejercicio que les permitan disfrutar de su jubilación sin las presiones del trabajo.
También remarcó la importancia del aspecto social en su plan de vida. Apuntó que la gente en su jubilación debe incorporarse a grupos con otras personas que compartan sus intereses. Así, podrán socializar y evitar el sentimiento de aislamiento o soledad que algunos pueden sentir después de retirarse si no pasan tanto tiempo con sus familias.