La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la mitad de la población del mundo está en riesgo de contraer malaria. Únicamente en 2015, la enfermedad fue responsable de 212 millones de infecciones y 429 mil fallecimientos. A pesar de existir varios fármacos para su tratamiento, la resistencia de los parásitos a estos medicamentos es causa de consternación.
Ante este reto, un grupo de investigadores de Brasil ha desarrollado una molécula capaz de convertirse en la base para un nuevo fármaco contra la malaria. El estudio que describe esta sustancia, publicado en el Journal of Medicinal Chemistry, afirma que es capaz de eliminar incluso las cepas más resistentes a los tratamientos tradicionales.
Las pruebas in vitro e in vivo se realizaron en el Centro de Investigación e Innovación en Biodiversidad y Descubrimiento de Fármacos, con el apoyo de la Fundación de investigación de Sao Paulo. La molécula probó ser efectiva contra las cepas Plasmodium falciparum y Plasmodium berghei, la primera de las cuales es la causante del tipo más agresivo de malaria.
Rafael Guido, profesor del Instituto de Física de la Universidad de Sao Paulo y coautor del estudio, afirmó que la molécula tiene una baja toxicidad y alta selectividad, lo que le hace altamente efectiva para eliminar al parásito de la malaria sin dañar otros microorganismos del huésped:
En ratones, el número de parásitos de la malaria en la sangre se había reducido en 62 por ciento para el quinto día del tratamiento. Después de 30 días, todos los roedores a quienes les habíamos administrado dosis de la molécula seguían vivos.
La molécula fue construida con marinoquinolinas, un compuesto encontrado en ciertas especies de bacterias marinas. Tras una modificación del núcleo de esta sustancia, el fármaco puede atacar el parásito al prevenir la polimerización de los grupos heme, proceso que reduce los niveles de hemozoína en la hemoglobina. Al detener esta acción, provoca la muerte del microorganismo por intoxicación.
Además de desarrollar esta molécula, el equipo de investigadores brasileño continuará trabajando en el desarrollo de nuevos compuestos. Igualmente, analizará cómo se mueve el fármaco a través del organismo para determinar si puede ser correctamente metabolizado y expulsado por los pacientes sin generar toxicidad. Después, empezarían pruebas preclínicas y clínicas.