La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en América Latina el cáncer cervicouterino es la segunda neoplasia más frecuente en el género femenino, con más de 68 mil nuevos casos anualmente. En México, la Secretaría de Salud (SSa) calculó en 2015 que existían al menos 13 mil 960 registros en todo el país, más de 23 por cada 100 mil mujeres.
De acuerdo con la investigadora clínica del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), Lucely del Carmen Cetina Pérez, los principales factores de riesgo del cáncer cervicouterino son el Virus del Papiloma Humano (VPH), tener relaciones sexuales con múltiples parejas y el bajo nivel educativo; así como el tabaquismo y la pobreza.
Cetina Pérez expuso que, aún cuando el VPH no siempre conlleva a cáncer cervicouterino y generalmente tarda 10 años en expresarse, cada vez más pacientes de entre 18 y 20 años se están presentando al INCan con casos de enfermedades avanzadas. La experta afirma que esto se debe a que las jóvenes inician su vida sexual y el hábito de fumar mucho antes.
José de Jesús Méndez Lira, director de Cáncer de la Mujer del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR), reafirmó que desde 2006 el cáncer cervicouterino es la segunda causa de muerte en la población femenina. La mayor parte de estos decesos ocurren por una falta de prevención y detección oportuna:
Tenemos la infraestructura, el personal y la voluntad para disminuir la tasa de incidencia: la lenta evolución de esta enfermedad y el tamizaje oportuno hacen que sea una neoplasia 100 por ciento prevenible.
Ambos expertos afirman que, si bien las condiciones del cáncer cervicouterino en México han mejorado, todavía hay mucho por hacer. De 2006 a 2016 se ha reducido la incidencia de muerte de la enfermedad de 15.4 a 11.4 por ciento, pero todavía se registra el fallecimiento de entre 11 y 13 pacientes cada año, así como hasta 6 mil nuevos casos anuales.