Con una incidencia creciente a lo largo de las últimas décadas, los ataques cardíacos constituyen un problema de salud pública en nuestro país. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) éstos son responsables de entre 33 mil y 155 muertes cada año, siendo un factor determinante en la supervivencia del paciente la prontitud con la que reciban atención médica luego de que se presenta el incidente; sin embargo, existen otras muchas variantes que también deben de ser tomadas en cuenta.
En ese sentido, una reciente investigación de la publicación especializada PNAS ha llamado la atención de la comunidad médica, pues sugiere que las probabilidades de morir de una mujer luego de sufrir un ataque cardiaco se incrementan cuando el médico tratante es un varón, esto en comparación a lo que ocurre cuando son atendidas por un médico de su mismo sexo.
Para llegar a tan aventurada conclusión, la investigación analizó los datos de 500 mil personas hospitalizadas luego de un ataque cardíaco en los departamentos de Urgencias de diversos hospitales de Florida entre 1991 y 2010. Así, los investigadores concluyeron que las mujeres tenían más opciones de sobrevivir si eran tratadas por otras féminas.
Como probable respuesta a este fenómeno, los encargados del estudio consideran que esto puede deberse a la desigualdad de género que prevalece dentro del ámbito médico, donde la gran mayoría del personal es masculino. Otra posible razón apunta simplemente a que los médicos varones tienen mayores dificultades para tratar a las pacientes.