La edición número 71 de la Asamblea Mundial de Salud, el foro más importante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue el escenario de un evento inédito. La delegación de representantes de Estados Unidos, al momento de discutir una iniciativa internacional para promover la práctica de la lactancia materna, expresó una postura radicalmente contraria.
Desde mayo pasado, cuando transpiraron estos eventos, múltiples organizaciones y profesionales de la salud y expertos en políticas públicas a escala global han expresado su preocupación acerca de qué podría significar la postura de los estadounidenses al fomento de la lactancia materna, un proyecto que la OMS desesperadamente desea establecer a escala mundial.
Expertas afiliadas al Instituto Nacional de Pediatría (INP) entrevistadas por Saludiario, afirman que la postura de Estados Unidos en torno a la lactancia materna no generará un cambio entre los profesionales de la salud, principalmente porque se trata de una estrategia de corte político. La neonatóloga Flor Abinader, graduada del INP y miembro de Grupo Ángeles, afirmó:
La madre está cada vez más informada y nosotros, la comunidad de pediatras en la sociedad americana y a nivel mundial estamos trabajando en dar una difusión correcta sobre los beneficios de la lactancia materna y sobre el entorno [saludable para los infantes].
Por su parte, la experta en nutrición infantil del INP, Syndey Greenwalt, afirmó que, aun cuando la lactancia materna es la mejor práctica nutricional que se le podría proporcionar a un bebé, la decisión de amamantar o utilizar fórmulas farmacológicas depende de la madre:
La vida de cada mujer es diferente y ellas deciden. Las leches, las fórmulas, han evolucionado y ya no son las mismas de antes. Una mamá que trabaja probablemente las necesite y no se le puede juzgar ni hacer bullying por esa razón. De cualquier forma, debe estar muy informada para tomar una resolución correcta y estar en el mejor momento con su bebé.
De acuerdo con un reportaje de The New York Times, Estados Unidos habría hecho más que sabotear la iniciativa de la OMS en pro de la lactancia materna. La delegación también presionó a varios países latinoamericanos y africanos, principalmente Ecuador, para que sus gobiernos no implementaran medidas federales que promovieran la práctica de amamantar a los infantes.