La dieta mediterránea ha sido por muchos años referente de una alimentación benéfica para la salud cardiaca por incluir aceite de oliva, pescado, variedad de frutas y verduras, lácteos bajos en grasa, aves de corral y preparaciones sin frituras. Sin embargo, un estudio histórico sobre las ventajas de esta dieta tuvo serios problemas con sus métodos y los investigadores se retractaron de él.
Los problemas fueron tan críticos que los investigadores realizaron una nueva metodología a su artículo original: un estudio rigurosamente diseñado publicado por primera vez en 2013 en The New England Journal of Medicine que descubrió que seguir una dieta mediterránea reducía el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
En su lugar, los autores publicaron un nuevo análisis de sus datos en la misma revista que explica los problemas de metodología y llega a la misma conclusión que el original.
Pero a la luz de los problemas con el estudio original, ¿los doctores todavía recomiendan que las personas sigan una dieta mediterránea para proteger sus corazones?
Algunos expertos dicen que a pesar de los problemas del estudio, ya hay muchas otras investigaciones que muestran los beneficios de la dieta mediterránea, por lo que seguirían recomendando la dieta.
Aunque la metodología de este estudio es algo cuestionable, todavía existe una preponderancia de datos antes de este estudio que llegó a los mismos hallazgos”, dijo la Dra. Rachel Bond, directora asociada del Programa de salud cardíaca para mujeres del Hospital Lenox Hill.
Pero otros dicen que el nuevo análisis no es suficiente para compensar los problemas de metodología del estudio, y que ahora, la evidencia que respalda la dieta mediterránea para la salud del corazón se debilita.
Este ensayo fue muy influyente para hacer que los médicos y el público creyeran que había una fuerte evidencia que respaldaba la dieta mediterránea”, dijo el Dr. Gregg Fonarow, profesor de medicina cardiovascular de la Universidad de California en Los Ángeles.
Todavía hay estudios más pequeños y menos rigurosos que apoyan la recomendación de la dieta mediterránea, pero “la fortaleza de esas recomendaciones y la convicción de hacer esas recomendaciones ahora han disminuido”, agregó.