El consumo de altos niveles de azúcar es un factor de riesgo para desarrollar diabetes y obesidad, entre otros daños a la salud, e incluso el riesgo de muerte prematura. La situación se vuelve más preocupante, pues según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ocupa el primer lugar mundial en consumo de bebidas azucaradas con un total de 167 litros anuales por persona.
En el caso de los niños que no tienen al alcance agua en los planteles escolares o su casa, optan por bebidas azucaradas, lo que se traduce en el aumento del consumo de refrescos, esto empeora el panorama de su salud a futuro, pues el 60 por ciento de los menores entre 1 y 4 años consumen más azúcar de lo que deberían.
De acuerdo con un estudio presentado en la reunión anual de la American Society for Nutrition, el 99 por ciento de menores de entre 19 y 23 meses han elevado su consumo de azúcar a un promedio de 7.1 cucharaditas por día. Eso es más que muchas barras de dulce.
Por cierto, el azúcar agregado es el azúcar que no se produce de forma natural en un producto alimenticio, sino que se agrega, de ahí el nombre. De lo contrario, sería “azúcar no añadido”.
El estudio incluyó datos de 806 pequeños de 6 a 24 meses, y encontró que 61 por ciento de los bebés entre 6 y 11 meses de edad ya consumían azúcar agregado en jugos o papillas procesadas, con un consumo diario promedio de 0.9 cucharaditas. 98 por ciento de los niños de 12 a 18 meses ya consumían alrededor de 5.5 cucharaditas por día.
Las pautas dietéticas para estadounidenses 2015-2020 no incluyen recomendaciones de “azúcar agregado” para los niños. Sin embargo, si se agregan 7.1 cucharaditas de azúcares agregados al día se excede el límite diario recomendado de 6 cucharaditas para niños mayores de 2 años. De hecho, el límite recomendado para hombres adultos es de 9 cucharaditas.
El exceso de azúcar produce diversos problemas de salud infantil, como la obesidad, las caries, y más tarde, enfermedades cardiovasculares y el cáncer.