De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 había 36.7 millones de personas en el mundo viviendo con VIH/Sida. Durante ese mismo año, además, se produjeron 1.8 millones de nuevos contagios, muchos de los cuales pudieron haber sido prevenidos mediante el uso de un condón.
Si bien el condón continúa siendo uno de los métodos más populares para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual, en países como Australia su uso ha comenzado a decaer, principalmente entre los hombres homosexuales y bisexuales, en beneficio de otros métodos como la profilaxis pre-exposición.
Según un estudio publicado en la revista Lancet HIV, el creciente uso de la píldora se relacionó con la disminución de las tasas de infección por VIH, encontraron los investigadores. Esto sugiere que el uso generalizado de la droga puede mitigar los efectos del comportamiento de mayor riesgo
Durante la distribución rápida de la profilaxis pre-exposición entre hombres homosexuales y bisexuales en Australia, los investigadores descubrieron que las relaciones sexuales sin protección aumentaron incluso entre quienes no tomaban PrEP, lo que sugiere que las percepciones de riesgo habían disminuido en comunidades donde el medicamento estaba ampliamente disponible.
“El sexo seguro se transforma básicamente en PrEP”, dijo Martin Holt, investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney, quien dirigió el estudio. La encuesta incluyó a casi 17 mil hombres en Victoria y Nueva Gales del Sur que dijeron haber tenido relaciones sexuales ocasionales con una pareja masculina.
La píldora diaria es altamente efectiva en la lucha contra la infección por VIH y se recomienda para poblaciones en riesgo, como los hombres homosexuales y los usuarios de drogas intravenosas, según la Organización Mundial de la Salud.
Cabe señalar que entre 2013 y 2017 la proporción de hombres VIH negativos que usan PrEP aumentó a un 24 por ciento.
No obstante, una de las mayores preocupaciones en torno al uso del PrEP es que ésta no protege contra otras infecciones de transmisión sexual. De tal modo, a medida que el uso de la píldora se propaga, algunos médicos australianos han comenzado a detectar más casos de enfermedades como la gonorrea y la resistencia a los medicamentos.