Cuando una persona deja de fumar, los efectos en su salud se reflejan de manera inmediata, pues a las 24 horas su frecuencia cardiaca ya es estable y el riesgo de tener un infarto o una enfermedad cardiovascular se reduce de manera gradual, indicó la Dra. Guadalupe Ponciano Rodríguez, responsable del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo del Departamento de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UNAM.
Por ello es importante que si el profesional de la salud detecta en sus pacientes la adicción al tabaquismo le proporcione este tipo de información, resaltando los efectos positivos que tiene una persona cuando deja de fumar.
El médico debe poner especial atención en informar a la gente joven los efectos negativos que tiene esa enfermedad, porque se ha observado que tienen que pasar alrededor de 10 años para que una persona que consumía tabaco de forma crónica vuelva a estar como antes de que empezara a fumar.
También debe señalar al paciente que si dejó de fumar, pero anteriormente lo hacía con regularidad, eso tiene consecuencias; una de ellas podrían ser los ateromas, enfermedades cardiovasculares, o enfisemas y claro, explicarle al paciente con palabras llanas las características de esos y otros padecimientos. La clave para enviar de manera correcta un mensaje es ser claro, aterrizar el lenguaje en un plano común, sin tecnicismos.
Debe decirle que quien deja de fumar tendrá síndrome de abstinencia muy intenso. Ser transparente y honesto en los síntomas tan graves que lo aquejan o aquejarán y qué medidas tendría que tomar la persona que decidió dejar el tabaquismo para sobrellevar esa etapa de su adicción.
Por ejemplo, sugerirle que tome ayuda especializada en el tratamiento de adicciones, facilitarle teléfonos o direcciones de instituciones que atienden esos padecimientos de manera integral, porque la adicción a cualquier tipo de sustancia no es sólo física sino psicológica.
La Organización Mundial de la Salud recomienda aclararle al paciente que el tabaquismo no es un vicio, sino una enfermedad, y recordarle que quien empieza a toser, a tener silbidos en el pecho o no puede subir escaleras, tiene que considerarlos como focos rojos y dejar de fumar, porque lo que sigue es un infarto, una embolia o un enfisema.
La importancia de la prevención que puede darle el profesional de la salud, además de los medicamentos es vital.