Hemos abordado el tema del cáncer infantil en varios artículos y sin duda en nuestro país el diagnóstico es, en la mayoría de los casos, tardío y con muchas oportunidades perdidas. Esto considerando que hay menos de 250 oncólogos pediátricos en México para atender a los más de 5 mil menores de 18 años que se diagnostican cada año con algún tipo de malignidad.
Desgraciadamente para estos niños y sus familias lo anterior se traduce, en nuestro país, a una sobrevida a 5 años del 50 por ciento, siendo que muchos cánceres pediátricos tienen una sobrevida de más de 90 por ciento si son detectados oportunamente. No ayuda mucho nuestra cultura de la autoreceta y “antibióticos para todo” que enmascaran tantas cosas.
Ahora más que nunca, son los médicos generales y familiares quienes tienen el primer contacto con estos niños.
Existen varios signos y síntomas no específicos que pueden coincidir con varios tipos de malignidad y enfermedades virales, el truco es conocer las sutilezas que te ayudarán al diagnóstico temprano.
Cosas que vemos a diario, empezando por fiebre, que si bien es un signo común para mil cosas, nunca debe de persistir más de una semana.
Quién no ha visto miles de equímosis y moretones. Todos los niños los tienen en las rodillas y espinillas, pero, el encontrar moretones, petequias o cualquier tipo de erupción vascular en lugares que NO son usuales aumenta la sospecha.
Un niño que está fatigado, que regresa frecuentemente por cuadros infecciosos, está pálido, anémico, suda en la noche y tiene baja de peso nos debe de hacer actuar de inmediato.
De suma urgencia es un chico o bebé con cualquier sospecha de organomegalia y ganglios que a la palpación se sienten duros e inmóviles, otra vez, en lugares en donde no esperas encontrar ganglios como en área supraclavicular o axilar.
Lo que siempre debe de estar en nuestro “radar” son los tipos más comunes de cáncer infantil, mismos que mencionaremos a continuación.
Leucemias
Equivalen a la mitad de los diagnósticos de cáncer pediátrico, siendo la leucemia linfobástica aguda (LLA) el tipo más común con un pico de incidencia entre los 2 y 4 años. SI solicitas una biometría hemática, el pedir un frotis de sangre periférica es valioso ya que una biometría puede ser a primera vista “normal”, pero por lo general hay neutropenia. El frotis puede revelar la presencia de blastos.
Para calcular fácilmente la cuenta absoluta de Neutrófilos utiliza la siguiente fórmula:
- CAN = (Segmentados/100) + Bandas/100).
- Un CAN normal es mayor a 1,500.
Recordando que los niños tienen timo, una simple tele de tórax puede revelar una masa mediastinal en un 30 por ciento de niños con LLA.
Al existir una masa mediastinal los chicos pueden presentar edema de cara y brazos al tener compresión la vena cava superior, el llamado síndrome de vena cava superior cuya principal causa es neoplasia. Esté síndrome también incluye problemas respiratorios.
Muchos niños se presentan a la consulta con casos avanzados, cuadros convulsivos, visión borrosa, ataxia y vómito son frecuentes con metástasis an SNC.
Niños con Síndrome de Down tienen mayor riesgo de desarrollar Leucemia.
Tumores del sistema nervioso central
Representan un 20 por ciento de los diagnósticos de cáncer infantil, con una mayor incidencia entre los 2 y los 10 años.
Los síntomas varían dependiendo de la edad y la localización del tumor.
Cuidado con un bebé cuyas fontanelas aún está abiertas, pues no presentará síntomas “tradicionales” de hipertensión intracraneal, pero sí tendrán fontanelas abultadas y tensas con un perímetro cefálico que aumenta fuera de proporción con peso y talla.
¡SIEMPRE mide el perímetro cefálico en todos tus pacientes menores de 2 años en cada visita!
En infantes, el retraso en el desarrollo motor, irritabilidad, vómito sin causa aparente, un cambio en ingesta y aumento del PC son indicadores importantes.
En niños cuyas fontanelas ya estén cerradas, alrededor de los 2 años, dependiendo de la localización pueden tener síntomas relacionados con aumento de la presión intracranial y uno de las presentaciones frecuentes son jaquecas matutinas, los niños se levantan con dolor de cabeza, a veces con nausea y vómito el cual MEJORA con el transcurso del día, esto es por que aumenta el retorno venoso y disminuye temporalmente la hipertensión intracraneal.
Es cierto que todos los niños tienen dolores de cabeza en un momento u otro y por razones muy comunes como una simple deshidratación, pero si hay un cambio en el tipo de dolor, intensidad y frecuencia es un signo de alerta.
Si es un tumor en la fosa posterior, además de terribles dolores de cabeza, veras a una criatura con problemas visuales como diplopia.
Un niño compensa la diplopia tratando de corregir la visión doble al inclinar la cabeza hacia un lado. También encontrarás déficit en el examen de pares craneales, ataxia, nistagmo y mareos. Un error que puede ser fatal es no hacer una exploración ocular en todos los pacientes pediátricos, sin importar sintomatología. Edema papilar es hipertensión intracraneal.
El no explorar una retina, simplemente buscar un reflejo rojo con tu oftalmoscopio, desde el nacimiento puede hacer que se te escape un diagnóstico de retioblastoma al no buscar el reflejo blanco.
Los cambios de conducta pueden ser indicadores tempranos de un tumor.
Linfomas
Alrededor del 10–15 por ciento de los diagnósticos de cáncer infantil en México y pueden ser de 2 tipos, Hodgkin y no Hodgkin. Ambos tumores linfáticos.
Generalmente el Linfoma de Hodgkin es una enfermedad de adolescentes entre los 15 y 20 años, y menos común en niños más pequeños, a nivel mundial tiene una taza de sobrevivencia a 5 años de más de 90 por ciento con diagnóstico temprano.
Su presentación puede ser muy enigmática, en la historia sobresale la presencia de sudores nocturnos, prurito, febrícula prolongada y puede haber baja de peso.
Otros síntomas y signos son adenopatía no dolorosa, es imperativo buscar ganglios y palpar en cuello, en área supracavicular, axilar, epitroclear y región inguinal.
El palpar un ganglio supraclavicular es razón suficiente para referir a Oncología. Nunca es normal.
Los ganglios en linfomas son generalmente duros, no dolorosos y non tan móviles. Un ganglio que duele es generalmente infeccioso.
Tendemos a no sospechar un proceso maligno ya que los ganglios de los niños tienden a siempre ser palpables y más acentuados en comparación de los adultos. 30 por ciento de los pacientes pediátricos tienen esplenomegalia.
Puede haber más riesgo de padecer un Hodgkins si ha habido infección previa con virus de Epstein-Barr o si hay historia previa de Mononucleosis.
El Linfoma No Hodgkin es más común en varones, tiene mayor riesgo si un hermano u hermana ha padecido la enfermedad. además de la adenopatía generalizada como se describió anteriormente, puede presentar dolor de garganta, fiebre, dolor óseo, fatiga, infecciones recurrentes, pérdida de peso y prurito.
La diferencia es su sintomatología extranodal, o sea involucra más órganos y en más del 80 por ciento de los casos se palpa organomegalia y/o tumoración abdominal y pueden presentarse a tu consulta con un cuadro de abdomen agudo, la sintomatología en el caso de tumor abdominal también incluye cuadros abdominales no específicos tales como nausea, vómito, estreñimiento y anorexia.
En caso de infiltración torácica, con quejas de disnea, tos y podrás encontrar silbilancias en el examen físico siempre ten presente considerar el Síndrome de Vena cava.
Si tienes cualquier ganglio sospechoso, el criterio más fácil de recordar es sí la adenopatía es mayor de un centímetro en cadenas cervicales o axilares, o mayor de 1.5 centímetros en cadena Inguinal, o si crecen el el lapso de un par de semanas, deben de considerarse anormales.
Como siempre, una historia detallada y un examen físico minucioso son las herramientas más importantes para acercarte a un diagnóstico diferencial, si la sospecha por más mínima que sea persiste, actúa con rapidez.
En nuestro país además de obtener una biometría hemática completa, un frotis, una tele de tórax y un ultrasonido abdominal, si tu exámen físico lo amerita, siempre hay que pensar en tuberculosis y hacer los exámenes correspondientes.
Tener un índice de sospecha agudizada y referir al paciente rápidamente son primordiales para una mejor esperanza de cura.
Cada día mueren 6 niños de cáncer en México.