En la niñez, en la adolescencia, en todas las etapas el organismo de la mujer experimenta cambios, algunos de ellos “difíciles” de entender. Tal es el caso de la menopausia y algunos de sus principales síntomas.
Aunque la transición hacia la menopausia comienza a presentarse a partir de los 35 años, la menopausia suele aparecer a partir de los 47 años de edad, en promedio, de acuerdo con la Cleveland Clinic.
Epidemiología
Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señalan que en México, la esperanza de vida en el año 2010 llegó a 80 años. Bajo ese contexto, para 2035 se espera que 1 de cada 3 mujeres mexicanas se encuentre en la etapa del climaterio o en la posmenopausia, y con una expectativa de vida de 83.4 años.
Síntomas
Tanto la transición a la menopausia, –definida como “el periodo que transcurre desde la época inmediatamente anterior a la menopausia, cuando declina la fertilidad y aumenta la irregularidad de los ciclos menstruales, hasta el primer año después del cese de las menstruaciones”–, como la menopausia misma, –definida como “la interrupción permanente de la menstruación ocasionada por pérdida de la función folicular de los ovarios”, según el libro Harrison, Principios de Medicina Interna–, poseen síntomas característicos tales como bochornos, incontinencia urinaria, depresión, ansiedad, disminución del interés sexual y atrofia vaginal.
La Sociedad Norteamericana de Menopausia menciona que los síntomas pueden persistir de 6 meses a 2 años. Esta sociedad señala que si bien la duración total de los síntomas no es clara, se han reportado medias de 4 años y 10.2 años. Además, un 83 por ciento de las mujeres han reportado diariamente dichos síntomas. De igual forma, aproximadamente un 33 por ciento experimenta más de 10 episodios al día.
Menopausia y su relación con la aparición de osteoporosis
Existe una relación directa entre la falta de estrógeno después de la menopausia y el desarrollo de la osteoporosis. Después de la menopausia, la reabsorción de los huesos va más rápido que la construcción de hueso nuevo. La menopausia precoz (antes de la edad de 45 años) y en cualquier periodo cuando los niveles de las hormonas son bajos y no hay periodos menstruales o hay pocos, pueden causar una pérdida de la masa ósea.
Terapia hormonal de reemplazo
Las mujeres que se encuentran en la menopausia o en transición, pueden recurrir a la terapia hormonal de reemplazo para sustituir las hormonas naturales cuando las que produce el cuerpo no son suficientes y tratar los síntomas secundarios a la deficiencia hormonal.
De acuerdo con la “Norma Oficial Mexicana NOM-035-SSA2-2002, Prevención y control de enfermedades en la perimenopausia y postmenopausia de la mujer. Criterios para brindar la atención médica”, el esquema de tratamiento debe ser individualizado a cada caso en particular. Según este documento, “podrá ser modificado a lo largo de la vida de la mujer, con la finalidad de adaptarlo a sus necesidades”.
La citada Norma Oficial Mexicana también indica que “se iniciará tratamiento farmacológico de corto plazo (menos de 5 años) para la prevención y/o manejo de la inestabilidad vasomotora, la atrofia genitourinaria y los síntomas derivados de ellos, cuando la mujer lo decida y no existan contraindicaciones”.
En tanto, la “Guía de Práctica Clínica CENETEC. S-019-08. Actualización 2013. Diagnóstico y tratamiento de la perimenopausia y postmenopausia”, especifica no usar terapia hormonal de reemplazo con estrógenos sin oposición progestacional en mujeres con útero ya que aumenta el riesgo de hiperplasia endometrial, siendo mayor el riesgo con dosis altas.
La terapia hormonal de reemplazo está adquiriendo una importancia cada vez más destacada dentro de la consulta ginecológica. En algunas ocasiones la supervisión de este tratamiento puede ser llevada a cabo no sólo por el ginecólogo prescriptor del tratamiento sino por algunos médicos de atención primaria.
¿Cuales son las razones para iniciar el tratamiento de terapia hormonal de reemplazo?
De acuerdo con el documento “La terapia hormonal sustitutiva en esquemas”, desarrollado por los médicos Antonio de Castro, Javier Haya y Víctor Navas, publicado por The Parthenon Publishing Group Limited, una de las razones que se deben considerar para iniciar con la terapia hormonal de reemplazo se halla en las mujeres que inician este tratamiento sólo por lo síntomas del síndrome climatérico (sofocos, irritabilidad, cansancio, depresión, insomnio, pérdida de libido, entre otros), los cuales pueden alterar la calidad de vida de la persona.
No se va a buscar específicamente prevención primaria (evitar la aparición de una enfermedad) de osteoporosis, patología cardiovascular o enfermedad de Alzheimer, aunque naturalmente también se va a conseguir este objetivo mientras dure el tratamiento. En este caso se instaura una THS y cada 1 ó 2 años se valora a la mujer mediante una ventana terapéutica (suspensión del tratamiento durante unas 2 semanas). Si persisten los síntomas se mantendrá el tratamiento. En caso contrario, se puede suspender o bien continuarlo, en este caso ya únicamente para la prevención primaria de las patologías más arriba mencionadas.
De acuerdo con los autores, otro planteamiento es hacer prevención primaria, sin tener en cuenta los síntomas. En estos casos el tratamiento se instaura de entrada para un largo período de tiempo, no siendo necesario hacer ventanas terapéuticas.
Por ultimo, con la THS es probable que podamos hacer prevención secundaria, es decir evitar el progreso de una enfermedad ya instaurada (especialmente en lo que respecta a la osteoporosis).
La siguiente tabla, extraída de “La terapia hormonal sustitutiva en esquemas”, ilustra las razones por las que el médico puede iniciar con la terapia de reemplazo hormonal.
Tratamientos
El esquema de terapia hormonal será seleccionado por el médico de acuerdo a la etapa del climaterio. De esta manera, si la paciente se encuentra en transición o perimenopausia, la Guía de Práctica Clínica (GPC) recomienda esquemas combinados secuenciales; en la menopausia, se recomienda un esquema continuo combinado.
En este sentido, dos de los fármacos que han demostrado mayor efectividad hasta el momento son Climene, para las mujeres que se encuentran en la transición a la menopausia, y AngeliQ, para quienes ya se encuentran en esta etapa, ambos de Bayer.
En el caso de Climene, cada pastilla contiene: 2.0 mg de valerato de estradiol. Cada gragea de color rosa contiene: 2.0 mg de valerato de estradiol y 1.0 mg de acetato de ciproterona. Si la paciente aún está menstruando, el tratamiento debe comenzar en el quinto día del ciclo (primer día de la hemorragia menstrual = primer día del ciclo). Las pacientes con amenorrea, con períodos muy infrecuentes o postmenopáusicas pueden iniciar el tratamiento en cualquier momento, siempre que se haya descartado un embarazo.
AngeliQ tiene una composición de 1.0 mg y drospirenona de 2 mg. En cuanto a sus indicaciones, es una terapia de reemplazo hormonal para el tratamiento de síndrome climatérico en mujeres postmenopáusicas con útero intacto. Además, ayuda a la prevención de la osteoporosis posmenopáusica.
Es preciso recordar que este tratamiento no es para todas las pacientes, especialmente aquellas que piensan que están embarazadas, han tenido ciertos tipos de cáncer como de mama, padecido accidente cerebrovascular o ataque cardiaco, coágulos de sangre o enfermedad hepática.