El Dr. Robert Plomin, médico especialista adscrito al Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia, del King’s College London, uno de las instituciones académicas más importantes que existen en el Reino Unido, publicó en enero de 2018 un artículo titulado: The new genetics of intelligence, en la edición más reciente de la revista médica y científica Nature. Un texto que podría representar un punto y a parte para las políticas de educación y salud pública a nivel mundial tomando como base el IQ de tus pacientes.
¿Educación de precisión?
El trabajo del doctor Plomin radica en que por medio de una evaluación genética se puedan tomar decisiones sobre la escuela, el futuro y la calidad de la enseñanza en un paciente pediátrico. Un niño con determinado IQ debería estar estudiando en una institución académica de acuerdo a sus condiciones. Un procedimiento al que ha denominado “Educación de precisión“.
Con esto en mente y a la luz de la información publicada por los especialistas del Instituto Tecnológico de Massachsetts (MIT) en Technology Review, ya hay empresas que se han ofrecido a realizar este tipo de evaluaciones genéticas para ofrecer a los tutores esta perspectiva que delimitaría, considerablemente, el futuro educativo del menor.
MIT Technology Review descubrió que algunos aspectos del escenario de prueba de Plomin ya están sucediendo. Al menos tres servicios en línea, incluidos GenePlaza y DNA Land, han comenzado a ofrecer cuantificar el coeficiente de inteligencia genético de una muestra de saliva. Otros se están conteniendo. La compañía más grande que ofrece informes de salud de ADN directos al consumidor, 23andMe, dice que no le dice a la gente su calificación cerebral por temor a que la información sea mal recibida. Varios educadores contactados por MIT Technology Review reaccionaron con alarma ante los nuevos desarrollos, diciendo que las pruebas de ADN no deberían usarse para evaluar las perspectivas académicas de los niños.
¿Educación de precisión en México?
Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revelan que la educación es uno de los temas prioritarios en nuestro país, ya que aquellos con una educación más avanzada (universitaria y/o terciaria) son más capaces para incursionar en el sector productivo.
¿Puede, entonces, la educación de precisión, articulada a partir de la medicina ser una herramienta exquisita para el desarrollo productivo de nuestro México?
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