En nuestro país el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) estima que existen entre 15 mil y 20 mil personas con esclerosis múltiple; sin embargo, la cifra es incierta, pues en muchos casos los pacientes no saben que sufren de este padecimiento, además de que a la fecha no se sabe con certeza su origen.
A raíz de lo anterior es que de manera constante se realizan investigaciones para conocer más sobre la esclerosis múltiple y uno de los trabajos más recientes mostró que el entorno podría significar un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad.
De esta manera, un trabajo realizado por la Academia Estadounidense de Neurología (AAN) analizó a 151 mujeres con esclerosis múltiple y 235 mujeres de características similares, pero que no padecían la enfermedad, siendo todas habitantes de ciudades con diversos climas.
Como resultado se observó que las mujeres que vivían en sitios con climas soleados y con mayor exposición a los rayos UV-B presentaban un 45 por ciento menos de riesgo de desarrollar esclerosis múltiple que las mujeres que vivían en ciudades con otro tipo de climas.
A partir de los resultados los científicos afirmaron que a pesar de que los rayos UV-B pueden llegar a provocar quemaduras solares y ser un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de piel, también le ayudan al cuerpo a producir vitamina D, la cual se cree que generaría un efecto protector ante la esclerosis múltiple.
Por su parte, con base en cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que actualmente en todo el planeta existen alrededor de 2.5 millones de personas padecen de esclerosis múltiple.