Montar tu propia empresa de salud es una actividad que requiere de mucho esfuerzo, energía y disciplina. Sin embargo, en el mundo del emprendimiento es frecuente que las cosas no salgan como se planean y que el emprendedor desista en su intento por ver convertido en realidad su sueño. Bajo este contexto, el Inegi menciona que dos de cada tres empresas mexicanas antes de cumplir el primer lustro consiguen trascender a la siguiente generación.
En general, son muchos los factores que pueden hacer que una empresa, incluyendo las de salud, quiebren. Por eso, te presentamos algunas señales que te pueden indicar que no vas por el buen camino y que emprender puede convertirse en una pesadilla.
Tus pacientes no llegan
- Si pasas mucho tiempo contemplando la puerta de tu consultorio sin que nadie entre, es obvio que el futuro de tu empresa de salud corre peligro. Si no hay pacientes, no hay ingresos y por lo tanto, no habrá forma de comprar insumos u otras cosas para ofrecer un buen servicio.
Demasiada rotación de personal
- Si la rotación de empleados es exagerada en tu empresa de salud, es un síntoma inequívoco de que las cosas van mal y s podrían poner peor debido a los altos costos de capacitación y por el peligro de que tu personal se vaya con la competencia revelando lo que mejor sabes hacer.
Tienes poca motivación
- Si te sientes poco motivado para emprender, no podrás contagiar el entusiasmo de trabajar en equipo para alcanzar los objetivos que te habías propuesto. Si te sientes de esta manera, busca la causa y si deseas continuar, busca una solución.
Tienes miedo de arriesgarte
- No salir de tu zona de confort es otro factor que puede ser perjudicial para tu vida profesional. Si estás al frente de un consultorio o una clínica, debes saber que emprender significa arriesgarse, por lo que deberás desarrollar una habilidad conocida como resiliencia para sobrellevar las adversidades para que puedas continuar.