En años recientes el virus del zika ha ganado notoriedad debido al incremento exponencial en el número de contagios y las secuelas que genera. Tan sólo durante 2017 la dirección de epidemiología de la Secretaría de Salud (SSa) reportó más de 2 mil casos de nuevos pacientes infectados en nuestro país.
En ese sentido, una observación que recientemente realizaron los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) es que durante el último par de años el virus del zika ha mutado, lo que ha producido que se vuelva más agresivo. Para ejemplificarlo, mencionaron que en el 2013 sólo causaba fiebre y erupciones en la piel del infectado, mientras que ahora produce varios males relacionados con el sistema nervioso.
Es debido a esto que resulta urgente el desarrollo de una vacuna efectiva contra el virus del zika y aunque actualmente existen varios proyectos en desarrollo, uno de los más avanzados es encabezado por el Centro de Investigaciones Clínicas en Costa Rica, el cual se encuentra a punto de inicial la fase 2B del proyecto VCR 705 para diseñar la vacuna contra el zika y la cual será probada en 2 mil 600 pacientes sanos de México, Brasil, Perú, Ecuador, Estados Unidos y Costa Rica.
Pero para Gisela Herrera Martínez, directora del Centro de Investigaciones Clínicas en Costa Rica, el virus no es el único que ha mutado sino que también el mosquito transmisor lo ha hecho.
Antes, el mosco vivía a menos de mil metros sobre el nivel del mar, en cambio ahora resiste hasta 2 mil 300, viaja mayores distancias, se volvió silencioso, hace sus criaderos en agua limpia y se ha adaptado al ámbito doméstico. Se ha vuelto resistente a pesticidas y sus larvas sobreviven dos a tres días.
Por lo pronto, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ocupa el cuarto lugar en América respecto al mayor número de casos autóctonos confirmados del virus del zika, tan sólo detrás de Brasil, Martinica y Colombia.