Hace algunos meses la Secretaría de Salud (SSa) emitió una emergencia epidemiológica por diabetes mellitus y obesidad, afecciones crónico degenerativas que como sabes, pueden culminar en eventos cardiovasculares como infartos. Sin embargo, existen otros males relacionados con dichas afecciones que provocan una mala calidad de vida, un ejemplo claro es la apnea obstructiva del sueño (SAOS).
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2017 estudió por primera vez la relación de los trastornos del sueño con el sobrepeso y la obesidad y se encontró que 27.8 por ciento de la población tiene riesgo alto de SAOS, pero es mayor en personas que no mantienen un peso adecuado a su altura, 28.4 reportaron un tiempo de sueño reducido (menor a cuatro horas) y 18.8 presentó problemas para dormir por más de tres días en la semana, con mayor afectación en mujeres.
A mayor sobrepeso u obesidad, una persona tendrá más complicaciones para respirar. Hay quienes viven con obesidad mórbida que no pueden dormir más que sentados porque sienten que se ahogan, al reducir su peso la situación mejora y la apnea se va en muchas ocasiones”, señaló Pável Villegas Betanzos, adscrito a la Clínica de Sobrepeso y Obesidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Por su parte, la Dra. Gabriela González Duprat, experta en diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades metabólicas, sobrepeso y obesidad, afirmó que la salud se conforma de “un todo”.
No sólo es necesario cuidar la alimentación, también hacer ejercicio y dormir bien, si no es así no bajará la tasa de obesidad, sobrepeso ni las enfermedades crónicas que derivan en estos trastornos. La apnea del sueño se suscita porque la grasa que tienen los individuos en la parte del cuello hace que la traquea se obstruya y no pase adecuadamente aire; cuando se dan cuenta de esto es cuando se despiertan. La mayoría de los afectados están cansados durante todo el día y no rinden igual que otros.
Aunque se ha dejado claro que una persona debe dormir ocho horas, desafortunadamente por el ritmo de vida actual, la población duerme en promedio de 5 a 6 horas.
Somos personas con mucha actividad. En los últimos 50 años el ciudadano ha perdido entre cuatro y cinco horas de sueño, y las estadísticas nos dicen que enfermedades como diabetes, hipertensión, eventos cardiovasculares y afecciones asociadas a cáncer han despuntado por no dormir bien.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México, en el país los trastornos del sueño que más afectan son el insomnio, el sueño insuficiente y apnea.
Si tienes pacientes que sufren de alguno de estos males o incluso tú, aquí te damos algunas sencillas soluciones que pueden beneficiar grandemente la calidad de vida:
- Tener hábitos de sueño adecuados: acostarse y levantarse a una hora determinada.
- Ocupar la cama sólo para dormir, no para estar viendo televisión o el celular.
- Evitar acostarse con preocupaciones.
- No ver el reloj durante la noche.
- Limitar la ingesta de líquidos y bebidas estimulantes antes de dormir.
- Tener actividad física durante el día.