Un reporte del Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (Comaem), dio a conocer que de las 158 escuelas de Medicina que existen en el país, solamente 75 (47 por ciento), tienen la acreditación que respalda y avala sus programas educativos.
Zeta Melva, presidenta del mencionado consejo, declaró a Reforma que al hacer un análisis de la situación educativa en medicina que impera en México, de las 53 escuelas restantes, 63 nunca se han acreditado, siete no pasaron la certificación y cinco no la han revalidado. Indicó que otras ocho escuelas se encuentran en proceso de acreditar sus programas educativos por ser de nueva creación.
En este sentido, la experta detalló que de las 75 escuelas acreditadas, 46 son públicas y 29 privadas.
La acreditación es voluntaria, pero ésta permite constatar si un programa educativo de medicina está apegado a los indicadores, infraestructura y recursos humanos que el sistema de salud requiere para la formación de nuevos médicos. En tanto, de esas 63 escuelas de Medicina que nunca se han acreditado no tenemos evidencia que constate si son buenas o malas.
De acuerdo con el estudio realizado por el Comaem, éstas son las escuelas que no consiguieron su acreditación:
- Escuela de Medicina de la Universidad Hipócrates, en Guerrero
- Centro de Estudios Superiores de Tepeaca, en Puebla
- Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Querétaro
- Escuela de Medicina de la Universidad del Valle de México, Campus Ciudad Victoria
- Universidad México Americana del Norte
- Universidad Autónoma de Tamaulipas, Campus Matamoros
- Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, Campus Ciudad Mendoza.
¿Escuelas privadas de Medicina, de dudosa calidad?
Bajo este contexto, el año pasado el exsecretario de Salud de México, José Ángel Córdova Villalobos, advirtió que en nuestro país abundan las escuelas de Medicina fraudulentas.
Aproximadamente el 70 por ciento no están apegadas a los programas educativos que señala la ley y por lo tanto son de dudosa calidad y podrían constituir un fraude para los alumnos y padres de familia. Esta proliferación se debe a que la ley que controla la creación y certificación de dichas instituciones sufrió una reforma en 2013 que restó importancia a aspectos como la calidad y la certificación.