Recientemente un trabajo realizado por el grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) junto con Centre d’Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona dio a conocer que existen desigualdades sociales en la esperanza de vida según el nivel de estudio y el sexo.
Los hallazgos demostraron que la esperanza de vida de la población española mayor de 65 años aumenta a medida que lo hace su nivel de estudios, pasando de los 18.2 años en los hombres y los 22.4 en las mujeres con estudios primarios a los 20.4 años en los hombres y los 24.7 en las mujeres con estudios universitarios.
Las personas de mayor nivel de estudios viven más años con buena salud y menos con un peor estado de salud que las personas de menor nivel de estudios, según afirma la conclusión a la que llegaron los investigadores tras analizar los datos de la población española mayor de 65 años.
El estudio también ha analizó la calidad de la esperanza de vida de las personas mayores en España y nuevamente ha constató la existencia de desigualdades sociales. Los hombres con estudios superiores viven 4.5 años más con buena salud que los que cuentan con estudios primarios o inferiores. Una diferencia todavía más amplia en el caso de las mujeres, ya que las que tienen estudios universitarios viven el doble de años con buena salud que las que tienen estudios primarios o inferiores.
Asimismo la situación se invirtió al analizar los años de vida con mala salud tras la edad actual de jubilación. Los hombres mayores de 65 años con estudios universitarios viven de media 7.87 años con mala salud, la cifra aumenta a 10.20 años en aquellos con estudios primarios o inferiores.
Sin embargo, en el caso de las mujeres es más preocupante, ya que aunque cuentan con una mayor esperanza de vida, esperan vivir más años con mala salud. También en su caso influye el nivel de estudios, ya que las mujeres con estudios superiores viven 11.19 años con mala salud, 4.5 años menos que las mujeres con estudios primarios o inferiores.
Estos resultados aportan un conocimiento importante para poder introducir la perspectiva de la equidad en el debate en torno al incremento de la edad de jubilación. El retraso de la jubilación puede estar ya generando desigualdades y favoreciendo a las personas de mayor nivel socioeconómico, que disfrutarán de un mayor número de años de vida totales y con buena salud tras su jubilación, suponiendo, por tanto, una presión proporcionalmente mayor al sistema de pensiones que los grupos más desfavorecidos.
Del mismo modo, otro estudio realizado por el Dr. Federico Soriguer en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga, reveló que cuanto más alto es el nivel de estudios menos probabilidad existe de padecer obesidad, tabaquismo, sedentarismo e incluso sufrir accidentes.
Por esta razón decidió elaborar un diagnóstico de salud de los ciudadanos malagueós que establece como prioritaria la educación.
El incremento de la educación debe ser el primer objetivo de cualquier política de salud pública, ya que por ejemplo un 40 por ciento de los ciudadanos sin estudios padece obesidad y más de la mitad de las personas que no cuentan con formación académica no realizan ningún tipo de actividad física, señala Soriguer.