Ante el revuelo que causó la publicación del libro “Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump”, escrito por el periodista Michael Wolff, en el que se cuestiona la salud mental del mandatario estadounidense, el mismo presidente había anunciado a inicios de esta semana que se sometería este viernes a un examen médico con el cual, dijo, pondría fin a las especulaciones sobre su salud.
Sin embargo, el día de ayer el vocero de la Casa Blanca, Hogan Gidley, indicó que Donald Trump no se someterá a una prueba psiquiátrica.
Ante la insistencia de los medios de comunicación, Gidley respondió a los reporteros con un rotundo “no”, cuando se encontraban a bordo del Air Force One, quien aseguró que el presidente se encuentra “chispeante como un rayo”.
Lo que sí confirmó fue la revisión física en el Centro Militar Nacional Walter Reed, en las cercanías de Washington, el cual tendrá una duración cercana a las dos horas.
Durante la campaña electoral de 2016, Trump había publicado un correo de su médico, Harold Bornstein, en el cual se establecía su “excelente estado” de salud, por lo que ahora la Casa Blanca ha informado que los resultados de los análisis serán difundidos públicamente.
De igual forma, a penas la semana pasada el mandatario de los Estados Unidos elogió sus facultades intelectuales, al grado de calificarse como “un genio muy estable”.