Está comprobado que la gente que hace deporte es más sana y tiene menores probabilidades de padecer depresión. Sin embargo, en algunas personas el hecho de no saber compaginar la satisfacción de las necesidades de su propio organismo con las del deporte que practican puede tener graves consecuencias para su salud.
Las personas que realizan deportes en exceso o ejercicio físico como los atletas, se exponen a padecer un problema conocido como Deficiencia Energética Relativa en el Deporte, síndrome producido por el desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético el cual afecta a muchos aspectos de la función fisiológica, incluida la tasa metabólica, la función menstrual, la salud ósea, inmunidad, síntesis de proteínas, salud cardiovascular y psicológica.
En el pasado se creía que sólo afectaba a mujeres, pero en los últimos años también se sabe que a hombres. De hecho, hasta no hace mucho, y antes de incluir a atletas masculinos, se denominaba Triada de la Atleta Femenina.
Algunos de los síntomas que se presentan antes de la enfermedad es la pérdida excesiva de peso, periodos menstruales irregulares o inexistentes, fatiga y reducción de la capacidad de concentración y lo más grave fracturas por estrés.
Por eso si algunos de tus pacientes presenta estos síntomas es necesario formular preguntas sobre sus periodos menstruales, su alimentación, sus hábitos deportivos, los medicamentos que toma y cómo se siente con respecto a su cuerpo. Esto para que puedas elaborar sus antecedentes médicos y evaluar otros factores.
Algunos consejos que le puedes dar a tus pacientes atletas para prevenir la enfermedad son:
Llevar registro de sus periodos menstruales
Con el ritmo de vida actual es fácil olvidar la última regla. Por eso, es importante que recordarle a tu paciente que anote sus períodos menstruales en un calendario: el día en que comenzó y el día en qué se fue, además de si el sangrado es intenso o particularmente débil. De ese modo, si dejara de venir la menstruación, lo sabría de inmediato y podría darte información precisa para iniciar un tratamiento si fuera necesario.
No saltarse comidas
Si tu paciente va de aquí para allá, entre su escuela, los entrenamientos y las competiciones deportivas, es posible que tenga la tentación de saltarse comidas o tentempiés para ganar tiempo. Pero siempre recuerdale que las comidas mejorarán su rendimiento deportivo. Aconsejales traer siempre consigo alimentos como panecillos, quesos, nueces, semillas sin sal, verduras, barritas de cereales y piezas de fruta.
No realizar ejercicio en exceso
La presión ejercida por los compañeros de equipo, los padres y los entrenadores puede trasformar la diversión del deporte en una verdadera pesadilla. Por eso si te comenta que no está disfrutando lo que practica aconsejale dejarlo. Recuerdale constantemente que se trata de su cuerpo y de su vida. Que ni sus compañeras ni su entrenador serán quienes tendrán que vivir de cara al futuro con cualquier problema que se desarrolle en su cuerpo por los excesos y malos hábitos.
Recientemente se dio a conocer el caso de Bobby Clay, una atleta sana que entrenó en exceso hasta desarrollar la enfermedad.
Mi entrenador fue cauteloso y me pidió que no me excediese pero no le hice caso, yo quería ser la mejor deportista. Superaba con creces lo que se me pedía en mis entrenamientos y eso me hacía sentir orgullosa pero ahora me arrepiento, señala Clay.
Su enfermedad dio indicios cuando un día haciendo un simple calentamiento se rompió un pie. Al ser llevada al hospital un escáner que mide la densidad ósea reveló que padecía osteoporosis.
Nunca me había sentido tan sola en toda mi vida. Había gente diciéndome que todo iba a estar bien, pero no quería escuchar. Me di cuenta de que fue culpa mía. No desearía este sentimiento ni a mi peor enemigo.
En la actualidad la joven da conferencias para alertar y concienciar a otros jóvenes atletas para que no cometan sus mismos errores.