En términos de mercado, los adultos mayores pueden resultar excelente cartera de clientes, ya que suelen ser personas que buscan atención sanitaria con regularidad y, muchos de ellos, cuentan con recursos que han trabajado durante años para procurarse buena calidad de vida en esta etapa.
Sin embargo, al margen de esta perspectiva, existen incontables prejuicios en la sociedad en torno a la vejez, incluso, entre profesionales de la salud dedicados a brindar atención a los ancianos. No obstante, ofrecerles el respeto que merecen facilita la relación con el médico, para lo cual es necesario conocer, difundir y hacer valer los derechos del adulto mayor como paciente.
Ante tal panorama, te presentamos material que conviene compartir con tu equipo de colaboradores a fin de sensibilizarlo en este sentido y mejorar el servicio médico para dicho sector de la población.
Por su parte, la Asociación Médica Mundial (AMM) refiere que los médicos que atienden a adultos mayores deben:
- Hacer mayores esfuerzos para crear una relación de confianza, a fin de instarlos a pedir atención médica cuando sea necesario y a sentirse cómodos cuando traten con el profesional de la salud.
- Intentar establecer y mantener una relación terapéutica con la familia (por lo general, el médico es el único profesional que tiene contacto duradero con el paciente y sus familiares) y proteger al máximo la confidencialidad del paciente.
- Informar toda sospecha de casos de maltrato o abuso de ancianos, conforme a la legislación local.
- Recurrir a un equipo multidisciplinario de profesiones médicas, servicio social, salud mental y legal cada vez que sea posible.
- Estimular la generación y utilización de recursos comunitarios de apoyo que presten servicios domiciliarios, reposo y disminución del estrés a las familias de alto riesgo.
La historia de los derechos del adulto mayor como paciente es larga, pero existen principios generales basados en la Declaración de Hong Kong de la AMM sobre el maltrato de los ancianos (la cual fue adoptada por la 41ª Asamblea Médica Mundial Hong Kong en septiembre de 1989 y revisada en su redacción en la 126ª Sesión del Consejo Jerusalén, https://www.saludiario.com/wp-content/uploads/2015/12/8f6d71a5-bigstock-human-brain-and-computer-chip-39563953-1-e1464383720513.jpg, nayo 1990 y la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, en mayo de 2005, y reafirmada por la 200ª Sesión del Consejo de la AMM, Oslo, Noruega, en abril 2015), los cuales vale la pena recapitular:
- Los ancianos deben tener los mismos derechos a atención, bienestar y respeto que los demás seres humanos.
- El médico tiene la responsabilidad de ayudar a evitar el maltrato físico y psicológico de los pacientes ancianos.
- Si el médico es consultado por el anciano directamente, el hogar de ancianos o la familia, debe velar porque el paciente reciba la mejor atención posible.
- El médico que constate o sospeche de maltrato, como se define en esta Declaración, debe discutir la situación con los encargados, sea la familia o el hogar de ancianos. Si se confirma que existe maltrato o si se considera una muerte sospechosa, el médico debe informar a las autoridades correspondientes.
- Para garantizar la protección del anciano en cualquier ambiente, no debe haber restricciones a su derecho de elegir libremente el médico. Las asociaciones médicas nacionales deben luchar para que dicha libre elección sea respetada en el sistema médico-social.