La carrera de medicina presenta desafíos diarios para los profesionales de la salud, algunos de los cuales están íntimamente ligados al marketing.
Además, la búsqueda de la eficiencia clínica en el inicio de la carrera con frecuencia impide que dediques el tiempo necesario para crear estrategias que permitan que tus pacientes se sientan cómodos en tu consultorio
Pero con el tiempo puedes llegar a la conclusión de que lo más importante para mantener a tus pacientes felices y satisfechos es una buena relación. En tu experiencia ¿qué es lo que has aprendido hasta ahora? Si no lo sabes, te presentamos tres habilidades que has adquirido del marketing tal vez, sin proponértelo:
Servicio humanizado
Muchos artículos especializados han señalado la importancia de la atención humanizada en el ámbito de la salud y lo importante que es en el desarrollo de la carrera médica. Este concepto no es más que la sensibilidad en el trato con los pacientes.
Colocarse en el lugar de la persona que está en frente de ti y tratar de entender cómo se siente, tanto física y emocionalmente, es esencial para una carrera exitosa. Y eso sólo se aprende con la práctica. Prestar una atención humanizada también significa ser resiliente, especialmente en situaciones de urgencia. Por lo tanto, tienes que mantener la postura, el profesionalismo y, sobre todo, la paciencia cuando te encuentras en consulta con tus pacientes.
Gestión de personal
A lo largo de la carrera de medicina estudiaste todo sobre la práctica profesional, pero nada (o casi nada) sobre la gestión de personal. Sin embargo, independientemente de si tienes sólo una secretaria o lideras un gran equipo en un hospital, esta es una habilidad muy importante.
El trabajo en equipo es un arte y, por lo tanto, requiere la misma cantidad de paciencia que utilizas con tus pacientes. Orientar en lugar de mandar y hablar tranquilamente con cada profesional, sin molestarte delante de los pacientes, forman parte de una buena atención. Las palabras “por favor” y “gracias”, por ejemplo, son determinantes en la relación con tu equipo y reflejan tu imagen como médico.
Comunicación clara y objetiva
Al empezar a ejercer, es normal que el médico novato se ponga nervioso al atender a sus primeros pacientes. Los diagnósticos difíciles de comunicarse generan tartamudez, sudoración y hasta cierta confusión a la hora de explicar exactamente cómo se realizará el tratamiento.
Estas situaciones suelen reducir con el tiempo, pues ganas madurez para lidiar con las situaciones difíciles del día a día en el consultorio y también aprendes a no involucrarte emocionalmente con tus pacientes. Con una comunicación más asertiva, transmites credibilidad a los pacientes y conquistas la confianza de la familia, pudiendo desarrollar un trabajo de mayor calidad.