La teoría del caos afirma que los pequeños cambios en las circunstancias pueden tener consecuencias importantes más adelante. Dicha teoría es particularmente aplicable al tiempo meteorológico, pues un ligero remolino de viento puede desencadenar un huracán al otro lado del planeta, el llamado “efecto mariposa”.
La teoría del caos fue desarrollada en la década de 1960 por Edward Lorenz, en la misma época en que se descubrieron los fractales con los que guarda una estrecha relación. El cuerpo humano es también un sistema caótico. Está claro que es imposible predecir con seguridad el recorrido que una partícula tendrá dentro de nuestro organismo. La misma medicina todavía no puede hacer una predicción total acerca de la evolución del cuerpo de una determinada persona.
La enfermedad es un fenómeno que ocurre dentro de un sistema caótico y dicho sistema lleva a cabo fenómenos de adaptación para superarla o adaptarse a la misma, conservando siempre su estructura general, ya que el mismo, a pesar de ser flexible, es también estable. Un ejemplo a esto es en el corazón, el ritmo y la frecuencia cardíaca. Conocemos aproximadamente cual debería ser, pero el mismo puede tener variaciones. Estas pequeñas alteraciones son una señal de salud del corazón, una muestra del vigor del sistema caótico, que es flexible a los cambios (un reacomodo, como sucede con las rocas que se encuentran cerca de una zona de ruptura cuando ocurre un sismo de magnitud considerable). El caos permite al corazón un abanico de comportamientos (grados de libertad, tal y como varia el número de réplicas de un temblor) que le permiten volver a su ritmo normal después de un cambio.
Los sistemas fractales son aplicables en sismología. A finales del siglo XIX, ya se aplicaba el caos en la trayectoria de las bolas de billar y la estabilidad de las orbitas.
Los fractales son la representación geométrica de la teoría del caos. La palabra “fractal” proviene del latín “fractus”, que significa “fragmentado”, “fracturado”, o simplemente “roto o quebrado”, muy apropiado para objetos cuya dimensión es fraccionaria. Según Mandelbrot, se denomina fractal a aquel objeto o estructura que consta de fragmentos de orientación y tamaño variable pero de aspecto similar. Es un objeto cuya estructura se repite infinitamente a diferentes escalas. En 1970, desafiando la física clásica, matemáticos, físicos, fisiólogos, economistas, químicos, biólogos, intentaron buscar conexiones entre diferentes tipos de irregularidades; reflexionaron que si bien hay fenómenos que pueden ser descritos linealmente, es decir que el resultado de una acción es proporcional a su causa, la mayor parte de los fenómenos en la naturaleza son no-lineales, “incontrolables”, como el clima, los terremotos, las turbulencias, el tránsito en una gran ciudad, fluctuaciones en la bolsa y la misma física del cuerpo humano.
En el cuerpo humano existen muchas estructuras con geometría fractal, como son la red vascular, el complejo hipocampal, el árbol bronquial, las redes neuronales, la mucosa intestinal, entre otras. La importancia de la geometría fractal en el organismo es que permite optimizar la función de los sistemas ya que tienen una gran superficie con muy poco volumen.
Así como existen estructuras con geometría fractal, existen fenómenos con características fractales, ya que poseen patrones de comportamiento que se repiten en diferentes escalas de tiempo. La Teoría Fractal es por lo tanto, una herramienta válida y útil para el estudio de fenómenos dinámicos del cuerpo humano, y permite una aproximación más acorde con la complejidad y precisamente la no linealidad de dichos procesos.
La geometría fractal y la teoría del caos constituyen una explicación a la fracturación y a la dinámica de la sismicidad de la misma forma en que constituye un modelo útil dentro de la complejidad de los sistemas dinámicos como es el caso del ser humano enfermo. Las ondas que se dispersan durante un sismo respetan formas fractales, patrones geométricos que se repiten una y otra vez a diferentes escalas, tal y como ilustró en el 2012 Denis Legrand, doctor en sismología e investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. Tienen como característica la auto-organización, una dinámica que funciona alrededor de algunos puntos fijos. “Como sucede en nuestra vida diaria, que gira en torno a estos últimos, como la casa y el trabajo, los sismos realizan ese proceso en torno a puntos fijos dependientes de condiciones exteriores, que podemos estudiar”
El comportamiento caótico es muy común en la naturaleza tal y como nos encontramos viviendo en México los hechos acontecidos recientemente por los sismos del 7 y 19 de Septiembre del 2017. México se encuentra en una zona de alta sismicidad debido a la interacción de 5 placas tectónicas: La placa de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe.
Diversos fenómenos caóticos tienen una estructura fractal subyacente. La enfermedad no puede ser vista únicamente como un fenómeno exclusivamente biológico, y los recursos terapéuticos no pueden limitarse sólo a la farmacología o a la intervención anatómica directa. Para ello se requiere un pensamiento complejo en donde se proponga un proyecto transdisciplinar que plantee la inseparabilidad de los aspectos físicos, biológicos y sociales de la enfermedad; enfocándola como un fenómeno heterogéneo y multicausal creando así modelos de abordaje en el tratamiento de las enfermedades.
La idea en síntesis: orden en el caos
-Joanne Baker-