Ante los constantes actos de violencia del que han sido y siguen siendo blanco los profesionales de la salud, cabe plantearse la pregunta ¿la relación médico-paciente está en crisis?
Este es el cuestionamiento que se hace el médico oftalmólogo argentino Roberto Borrone, quien afirmó al periódico La Nación, que más de 13 mil 323 profesionales de la salud en América Latina reportaron haber sido víctimas de algún tipo de agresión verbal o física en sus lugares de trabajo.
En Argentina al menos un 20 por ciento de los médicos han sido demandados judicialmente por presunta mala praxis. Sin embargo, en el sector público, la presión de una asfixiante demanda de atención, las deficiencias en el sistema y el déficit de insumos exponen a los médicos a ejercer su profesión en condiciones inaceptables. Y en el ámbito privado presiones no son menores: turnos agotadores con un tiempo tan breve frente al paciente que imposibilita establecer una relación sólida médico-paciente.
Aseguró que algunas especialidades médicas han mostrado una notoria reducción en el número de aspirantes a cubrir vacantes. Además dijo que esto es consecuencia del desaliento que provoca un ambiente laboral cargado de interminables responsabilidades.
Sistema de salud ha erosionado la vocación médica
El sistema de salud no debe sustentarse en la heroicidad de los médicos. La vocación médica termina por erosionarse a causa de un escenario tan adverso y la calidad de vida de los profesionales de la salud disminuye a niveles sorprendentes. Definitivamente la mayoría de los sistemas sanitarios no son buenos ni para el médico, ni mucho menos para los pacientes.
Estos factores, dijo Borrone, ha ocasionado una ruptura en la relación médico-paciente, pues ante la menor falla del profesional, cualquier paciente puede convertirse en un potencial demandante.
Médicos y pacientes nos hemos acostumbrado a una relación áspera y a consultas de una brevedad extraordinaria en donde cualquier médico puede exponerse a cometer cualquier error. La consulta médica requiere de un tiempo ara escuchar, un tiempo para examinar detalladamente, un tiempo para redactar un historial y tiempo para explicar al paciente su padecimiento y el tratamiento que debe seguir… pero eso se está terminando. Paciente y médico son víctimas de un sistema perverso que ha remplazado el binomio médico-paciente por el de prestador de servicios-cliente.
Y agrega que “al médico le cuesta trabajo admitir estas vivencias asociadas con su profesión. Estamos ante el inicio de la ‘medicina evasiva’ y caminando hacia el fin del ‘médico heroico’ al evitar tratar pacientes con un pronóstico reservado, sobre todo cuando no contamos con el apoyo necesario”.