El brote de cólera que inició en Yemen en abril pasado ha alcanzado el medio millón de nuevos casos y ha costado la vida a casi 2 mil personas, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Los 500 mil casos sospechosos de alcanzaron este domingo 13 de agosto”, afirmó la máxima organización de salud internacional.
A pesar de que el ritmo de propagación del cólera disminuyó desde el pasado julio, los casos de esta mortal enfermedad continúan apareciendo en todo el territorio de la nación asiática, ocasionando en promedio que 5 mil personas se infecten todos los días, señaló la OMS en un comunicado.
Los efectos de la epidemia se han agravado y expandido rápidamente a causa de la campaña de bombardeos de Arabia Saudí y sus aliados contra las milicias chiíes huzíes iniciada en marzo de 2015. Los saudíes realizan un bloqueo naval que no permite la llegada a Yemen de alimentos y material sanitario. Esto ha ocasionado que la condiciones de higiene se deterioren, en parte también, por las continuas interrupciones en el suministro de agua.
Detalló que la epidemia de cólera en Yemen actualmente es la más grande del mundo. Millones de personas no tienen agua potable y el servicio de limpieza ha sido suspendido en casi todo el país.
El sistema de salud de este país está colapsado, pues más de la mitad de los centros de salud tuvieron que cerrar por los daños sufridos por el conflicto. La mayoría de los hospitales están destruidos o no cuentan con fondos para seguir operado; no hay medicinas y la gente está muriendo sola en sus casas o en la calle. Además, 30 mil profesionales de la salud no han recibido sus salarios en casi un año. Los pocos médicos y enfermeras que quedan trabajan en condiciones imposibles, pero sin ellos no podríamos hacer nada en Yemen.
Urge salvar vidas en Yemen y para lograrlo debemos fortalecer sus sistema sanitario. Hacemos un llamado a las autoridades de este país para que encuentren una solución política a este conflicto. El pueblo yemení no puede aguantar mucho más, necesitan paz para reconstruir sus vidas y su país.
