Desde hace poco más de una década, con la llegada de los medicamentos similares y posteriormente los “consultorios económicos” a México, se han visto diversos fenómenos. Por una parte, se considera su aparición como favorable porque ayudan a las familias de escasos recursos o que no cuentan con servicios de salud pública, pero en el extremo opuesto, han generado muchas molestias entre los galenos porque afirman que se devalúa su profesión.
Es por eso que diversos profesionales de la salud le han pedido a las autoridades que se regulen este tipo de establecimientos porque, en la mayoría de los casos, los afectados son los pacientes que acuden con ellos y reciben tratamientos deficientes.
Por su parte, Juan Manuel Alanís Tavira, ex presidente de la Academia Mexiquense de Medicina, expresó su molestia hacia los médicos de primer nivel que atienden los “consultorios de bajo costo”.
Las consultas de escritorio que se realizan en estos lugares no son formales ni benéficas para los pacientes porque para una verdadera atención de calidad se requiere de una entrevista minuciosa y, en la mayoría de los casos, las consultas similares son dadas por ‘médicos similares’, quienes no tienen la preparación adecuada y lo más grave es que recetan lo que la farmacia quiere y no lo que realmente necesita el paciente.
En ese sentido, la propuesta que hacen los médicos formales a la Secretaría de Salud (SSa) es que, de la misma forma en que a ellos se les realizan continuas evaluaciones y supervisiones de control sanitario, a las farmacias y los consultorios de este tipo de establecimiento les debería de suceder igual.