En los últimos meses, gracias al desarrollo de nuevos medicamentos antirretrovirales, el sida ha dejado de captar la atención prioritaria de la opinión pública.
Actualmente esta enfermedad se le considera una enfermedad crónica, no mortal y manejable siempre y cuando el paciente lleve el tratamiento adecuado. Pero de los casi 37 millones de infectados que hay en el mundo, sólo la mitad tiene acceso a estos medicamentos.
En tanto, el desarrollo de una vacuna eficaz contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), continúa siendo una prioridad. Y al parecer, está cada vez más cerca.
En este sentido, investigadores del Instituto de Investigación Scripps (TSRI) y del Instituto La Jolla para Alergia e Inmunología (LJI), ambas en California, Estados Unidos, acaban de revelar en la revista Immunity los grandes y prometedores avances en este sentido.
Dicho estudio está basado en el desarrollo de una proteína artificial que semeja las espinas proteínicas que envuelven la superficie del virus, científicamente conocidos como trímores de la cubierta. Sin embargo, la sustancia en estudio (denominada por los investigadores como SOSIP), no provocó la respuesta esperada en los primeros experimentos realizados en macacos rhesus, cuyo sistema inmunológico es parecido al de los humanos.
Pero esto cambió cuando los científicos modificaron el modo de inocular la vacuna: en lugar de la vía intramuscular, emplearon la administración subcutánea. Posteriormente, espaciaron la aplicación de la vacuna cada ocho semanas, en vez de las 4-6 semanas habituales.
Con este método, la creación de anticuerpos para neutralizar al VIH se incrementó notablemente en los organismos de los animales que fueron sometidos al ensayo.
Los investigadores estadounidenses creen que con este gran avance, el primer prototipo de vacuna para ser probado en humanos estará listo en cualquier momento del 2018.