La tecnología es una de las herramientas más importantes de las que dispone la medicina en la actualidad. De tal modo, se espera que para 2025 los sistemas de inteligencia artificial se implemente en Estados Unidos en un 90 por ciento, mientras que en el resto del mundo se espera que este indicador alcance el 60 por ciento en el mismo lapso, lo anterior de acuerdo con cálculos realizados por la revista Forbes.
El gran abanico de avances que tiene la tecnología, incluyen a los nanorobots, los cuales son prácticos para la precisión quirúrgica en operaciones de todo tipo, extracción de sangre, teleasistencia (ya se hacen diagnósticos médicos desde una tablet en casos de emergencia).
Por otro lado, el diminuto tamaño de los microrobots o nanorobots permite que el paciente los ingiera y una vez dentro del cuerpo, las posibilidades son muchas: reparar tejidos, ayudar a combatir infecciones o dosificar medicación. Para este último caso, se investiga en los farmarobots, dispensadores automáticos de medicamentos. Un ejemplo de esto es el famoso robot Paro, el cual es usado en ancianos que sobrevivieron a la catástrofe de Fukushima o enfermos de Alzheimer.
Desde 2010, algunos hospitales de Estados Unidos usan también las llamadas smart-beds, las cuales fueron mejoradas con el Internet de las cosas Médicas (ICM), y se encargan de masajear y desplazar periódicamente el peso del cuerpo del paciente, reduciendo el riesgo de llagas y evitando lesiones a las personas que lo levantan.
El ICM de la salud también promete convertir la telemedicina o e-salud en una realidad con una atención integral gracias a dispositivos interconectados en el cuerpo, en casa, en el entorno más cercano -vecindario o comunidad-, el centro de atención primaria y el hospital.