Gracias al trabajo realizado por un equipo del Departamento de Genética y de la Estructura de Investigación Interdisciplinar de Biotecnología y Biomedicina de la UV en Valencia, España, se logró detectar que la mutación en el gen DJ-1 en las llamadas moscas de la fruta podría ayudar a tratar el Parkinson en sus primeras etapas.
El estudio liderado por Nuria Paricio y publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, utilizó un modelo animal de la enfermedad de Parkinson desarrollado en la mosca drosophila y encontraron varios compuestos químicos antioxidantes, anti-inflamatorios o neuroprotectoreas que no sólo mejoraban la actividad motora de las moscas con dicha alteración genética, sino que además, algunos de ellos eran capaces de reducir el estrés oxidativo que sufren las células. Este estrés oxidativo causa mal funcionamiento y degeneración neuronal en este tipo de enfermedades, según han indicado las mismas fuentes.
Dicho modelo fue replicado en células humanas en las que la función del gen DJ-1 está reducida y permitió validar el potencial terapéutico de algunos de los compuestos identificados en drosophila, que fueron capaces de aumentar la viabilidad de las células con la mutación.
Se demostró así la utilidad de drosophila como modelo animal para estudiar la enfermedad de Parkinson con el objeto de identificar compuestos potencialmente terapéuticos.
Aunque es efectiva para combatir la enfermedad en sus primeras etapas, puede presentar complicaciones en tratamientos crónicos, además de que es incapaz de detener o relantizar la enfermedad, comentó Verónica Muñoz, investigadora del Departamento de Genética y también firmante del artículo.