En años recientes se ha presentado un fenómeno social que ha llamado la atención del mundo: el alto índice de suicidios entre médicos de los Estados Unidos. De acuerdo con una publicación del periódico The Daily Beast, se calcula que 400 médicos comenten suicidio cada año en dicho país, lo que representa que tienen 1.5 más probabilidades de quitarse la vida que personas de otras profesiones.
Al respecto, la Asociación Médica Americana (AMA) afirma que el problema no es nuevo, pero en los últimos años se ha intensificado e incrementado, además de que considera que se trata de una combinación de varios factores, entre los que se encuentran trastornos mentales, las extenuantes jornadas laborales y la habitual exposición de los médicos con pacientes en etapa terminal.
Por su parte, Michael Myers, psiquiatra y autor de diversos libros sobre el suicidio de médicos, resumió el problema en una frase contundente.
Los médicos pueden ser los más empáticos del mundo pero no se saben curar a sí mismos.
¿Y México?
Por otra parte, a pesar de que en México no existen cifras actualizadas del tema, se sabe que en 2005 un equipo de investigadores del entonces Instituto Mexicano de Psiquiatría realizó un estudio sobre depresión y adicciones entre médicos mexicanos. Los resultaron mostraron que alrededor del 50 por ciento padecían depresión y estrés elevado, además de que una gran cantidad de galenos confesó consumir drogas, en parte por la facilidad que tenían para conseguirlas.
En ese sentido, Martha Ontiveros, subdirectora del Hospital del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP), declaró que el problema es que muchos médicos no predican con el ejemplo.
Los médicos somos muy malos pacientes, dejamos avanzar las enfermedades; incurrimos en el uso de alcohol, tabaco y a veces alguna droga.