En días recientes, las autoridades de China dieron a conocer que iniciaron una investigación ante el aumento de casos de robo y comercialización ilegal de placenta en toda la nación.
De acuerdo con la Comisión de Salud y Planificación Familiar de Beijing, en el mercado negro del país asiático se comercializa con la placenta robada de diversas formas, siendo una de las más populares a través de píldoras que se venden como remedio contra la eyaculación precoz.
Por otra parte, desde hace al menos 2 mil años existe una tradición en China que consiste en que después de dar a luz, la madre se debe comer su propia placenta para retrasar la vejez.
Derivado de lo anterior, los medios nacionales han reportado que la tradición ha resurgido en los últimos años y en la actualidad, alrededor del 10 por ciento de los padres se llevan la placenta después del parto debido a que la ley indica que si la madre lo desea, puede hacerlo o en su defecto optar por desecharla.
En cambio, el medio local Beijing News reportó que los traficantes compran directamente de forma ilegal la placenta en el Hospital Obstétrico y Ginecológico de Beijing a un precio de 400 yuanes (alrededor de mil pesos), por lo que las primeras sospechas apuntan al personal de la institución como cómplices de los traficantes.
En ese mismo sentido, las autoridades chinas han alertado a la población porque, aparte de que resulta ilegal el comercializar con placenta, también representa un riesgo para la salud su consumo porque podría producir el contagio de enfermedades como hepatitis B, sifilis e inclusive hasta sida.