Con la intención de disminuir los insumos y aditamentos plásticos que generan un alto grado de contaminación, científicos e investigadores de la Universidad de Sonora (UNISON) diseñaron una tecnología que tiene la capacidad para identificar rastros sanguíneos en las pruebas forenses. Un procedimiento que requiere de mucha precisión para su correcto dictamen médico.
En este orden de ideas y conforme a la información materializada en un artículo publicado por la cadena NVI Noticias, el equipo de estudiantes de la UNISON innovaron en el proceso de creación del luminol, un compuesto químico que manifiesta quimioluminiscencia (luz azul )al ser mezclado con un agente oxidante, a través de la incorporación de cloruro de polivinilo (PVC) para fabricarlo.
Dicha investigación impulsada por los especialista de la UNISON fue acreedora del primer lugar de la Expo Ciencias e Ingeniería 2017, un evento de gran importancia en el norte del país, realizado por las principales autoridades de la institución educativa.
Al respecto, Guadalupe Adilene Baker López, estudiante de Químico Biólogo Clínico de la universidad y una de las principales responsables del estudio de innovación, explicó que la utilización de este compuesto de PVC fue el resultado de una investigación previa que facilitó la comprensión del proceso de generación de luz en las pruebas forenses.
Al momento de observar que la mezcla tenía un color distinto al inicial, se extrajeron del matraz los pedazos de guantes, que ya habían perdido flexibilidad. Nos quedamos con la fase líquida donde quedaron disueltos los ftalatos de di-isohexilo, a la mezcla se le agregó hidróxido de sodio para hacer un ftalato de sodio que tenía una consistencia cremosa.
Asimismo, la especialista indicó que se añadió un compuesto de ácido clorhídrico con la intención de formar ácido ftálico para, finalmente, someter la solución a una temperatura constante de 300 grados centígrados. Un procedimiento que permitió la creación de Anhídrido ftálico.
En ese momento se obtuvo una consistencia verdosa a comparación de las anteriores, pero aún se le añadieron reactivos como ácido sulfúrico, nitrato de sodio, y automáticamente hubo una elevación de temperatura de aproximadamente 110 grados centígrados, para lo cual se tuvo que enfriar con ayuda de hielo. Posteriormente, el producto fue sometido a un tratamiento químico llamado nitración y resultó un Anhidrido 3-Nitroftálico.
El estudio que corroboró que el material adquiría un color azulado al contacto con sangre, contó con un proceso experimental que tuvo una duración de un mes y fue asesorada por el Químico Farmaceutico Biólogo Ramón Efraín Lugo Sepúlveda, profesor de Química orgánica de la UNISON.
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