Ser un enfermo mental en China es una de las condiciones más difíciles para las personas que, como millones alrededor del mundo, presenta alguna patología de esta naturaleza: el resultado son humillaciones, ignorancia, falta de atención médica y, sobre todo, el estigma que se construye socialmente sobre los hombros del paciente.
Con esto en mente y derivado de la información materializada en un artículo publicado por la cadena de noticias a nivel internacional El País, poco más de 100 millones de chinos presentan alguna patología psiquiátrica, de los cuales, 54 millones sufren depresión y, únicamente, hay una relación de casi dos médicos especialistas por cada 100 mil habitantes.
Hay 1.7 psiquiatras por cada 100 mil chinos.
La razón de este rezago hace referencia a la violenta modernización del gigante asiático que hace no más de 20 años trataba las enfermedades mentales como padecimientos de segundo nivel. Primero se atendían las enfermedades conocidas que podrían asociarse a los servicios de atención básica y, “si quedaba tiempo” se atendían este tipo de condiciones médicas.
Inclusive, la raíz histórica se encontraba impregnada en buena medida por las supersticiones regionales muy arraigadas en al población china.
Un enfermo mental representaba una maldición del cielo. Bien podían acabar presos en su propia casa, encerrados por sus familias para evitar el qué dirán, o en manicomios en condiciones lamentables. Durante la época maoísta, los que padecían depresión se consideraban traidores al régimen, carentes del entusiasmo exigido para participar en la creación de la “nueva China”.
Hoy, 100 millones de chinos padecen de enfermedades mentales, lo que representa el 13.7 por ciento de la población total.
Asimismo, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) deja ver que en Estados Unidos hay una relación de 12 psiquiatras por cada 100 mil habitantes e incluso, en Noriega, hay 30 médicos de esta área por cada 100 mil personas. Ambas cifras contrastan de sobre manera con el 1.7 de la región asiática.
Al respecto, Bernhard Schwartländer, director de la OMS para China explicó que las enfermedades mentales en el gigante asiático continuarán en escala ascendente. Razón por la cual, es necesario el impulso de nuevas medidas para el cuidado y control de este tipo de patologías.
Los costes de la depresión se conocen. Lo que se sabe menos es que por cada dólar empleado en tratamiento contra la depresión, la sociedad gana cuatro dólares en mejor salud y capacidad de trabajo. Sin embargo, la partida que se dedica a las enfermedades mentales en el presupuesto chino ronda apenas el 1 por ciento.