En mayo de 2016 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) introdujo por primera vez en México el uso de cintas anti-incontinencia, un tratamiento quirúrgico de mínima invasión para casos severos de incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) y, a un año de distancia, ha reportado 120 pacientes que han sido beneficiadas con el control de esfínteres.
Como consecuencia de descenso o caída de vejiga, matriz o recto, entre otras alteraciones, una de cada dos mexicanas presenta problemas de incontinencia o prolapso, de modo que para recuperar la calidad de vida el instituto recurre a esta intervención.
Las cintas anti-incontinencia son el tratamiento quirúrgico de mínima invasión más moderno incorporado por el ISSSTE para corregir la IUE. Éste consiste, de acuerdo con el uroginecólogo de la Clínica de Distopias del Hospital Regional “Lic. Adolfo López Mateos”, Roberto Ignacio Montiel Mora, en hacer abordaje por la ingle y vía vaginal para introducir “una aguja con la cinta y esta se coloca en los agujeros obturadores de la cadera para formar una hamaca a la uretra”.
Entrevistado por El Universal sobre esta técnica quirúrgica, detalló:
Cuando la paciente hace un esfuerzo que aumenta la presión abdominal, la cinta se pone en contacto con la uretra y la cierra para evitar fuga de orina, su funcionamiento es mecánico y muy efectivo.
El especialista destacó que una mujer con incontinencia urinaria de esfuerzo puede presentar afectaciones en la vida familiar, personal, laboral y social que derivan en alteraciones como ansiedad y baja autoestima.
Asimismo, recordó que entre los factores de riesgo para presentar prolapso e incontinencia urinaria se encuentran:
- Haber tenido dos o más partos.
- Presentar sobrepeso y obesidad.
- Tener 50 años de edad o más.
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