Un trabajo de investigación basado en el comportamiento de la mosca de la fruta, drosophila melanogaster, publicado por el Centro Champalimaud para lo Desconocido, en Portugal, reveló que la flora estomacal podría ser la clave para el control de la ansiedad y determinar los alimentos que el organismo necesita.
El principal autor del trabajo publicado en PLoS Biology, Carlos Ribeiro, ha señalado que el microbioma juega importante papel en la alimentación al regular procesos digestivos, metabólicos y ayudar a generar azúcares y grasas, por tanto, la labor de las bacterias sería algo así como determinar “qué tanto puede andar un carro sin necesidad de echarle más gasolina”:
La manera como el cerebro maneja esta compensación de información nutricional es fascinante y nuestro estudio muestra que el microbioma juega un papel clave en avisarle al animal lo que tiene que hacer.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores recurrieron a grupos de moscas en los que variaron la alimentación con mayor o menor medida de aminoácidos esenciales, lo que les permitió observar que aquellas que carecía de ellos presentaban mayor ansiedad por comer levadura para compensar los nutrientes que les faltaban a causa de los aminoácidos.
Enseguida, los científicos incrementaron cinco tipos de bacterias encontradas en los tractos digestivos de estos insectos (Enterococcus faecalis, Lactobacillus plantarum, L. brevis, Acetobacter pomorum y Commensalibacter intestini), las cuales fueron capaces de producir aminoácidos y transformar en nuevos químicos la comida que recibían, lo que significaría que el metabolito avisaría al animal que puede sobrevivir sin aminoácidos.
Aunque el trabajo sólo se ha realizado en animales, resulta una vía de investigación para estudiar y comprender los comportamiento relacionados con la dieta en humanos.
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