Cuando el hijo de una humilde familia de pescadores estuvo a punto de morir en el mar a los 16 años de edad, éste decidió dedicar su vida a salvar a los demás, lo que derivó en una trayectoria médica de 25 años asistiendo a migrantes que buscan entrar a Europa.
Lidia Tilotta, jefa regional de la televisión pública italiana RAI que conduce un programa sobre el sur del Mediterráneo, se encargó de convencer y apoyar a Pietro Bartolo para contar su historia y darle voz a sus pacientes a través de “Lágrimas de sal” (Debate/Ara Llibres).
Además de ser el autor de este libro, Bartolo es el único galeno que reside en la isla italiana de Lampedusa, en la que en 2013 tuvo que revisar el cadáver de 368 personas que murieron en un naufragio mientras buscaban asilo en el viejo continente, sin embargo, ésta no ha sido la única experiencia que lo ha marcado.
La periodista ha señalado que “Lágrimas de sal” tiene un enfoque “político” con la intención de incidir en la opinión de la ciudadanía sobre esta problemática.
Por su parte, Bartolo ha defendido a los migrantes, ya que, aclara a quienes dicen que traen enfermedades, son delincuentes o van a robar el trabajo, que eso “no es verdad”, pues en sus años de experiencia médica no ha encontrado en ellos alguna enfermedad infecciosa grave, además, ante la caída de la natalidad en Europa representan una oportunidad, porque están dispuestos a trabajar.
Ha asegurado que si bien mueren más personas tratando de atravesar el desierto en comparación con aquellas que viajan por el mar, lo cierto es que son víctimas de crueles circunstancias. Por ejemplo, en el caso de las mujeres que cruzan por Libia, todas son violadas, mientras que las que se trasladan en lanchas lo hacen en el suelo de éstas cargando a sus hijos, conde la mezcla de agua y gasolina les causa quemaduras, además de que la intervención de ONG’s de rescate ha ocasionado que los traficantes de personas inviertan cada vez menos en los botes aumentando el número de accidentes.
Por ello, Bartolo ha llamado a crear corredores humanitarios y a que Europa se responsabilice, pues repartiendo las llegadas en un año supondrían, si únicamente las absorbiera Italia, dos migrantes por cada mil habitantes.
“Lágrimas de sal” cuenta el trabajo de Bartolo, el médico que acoge a los migrantes, los atiende, cuida de ellos y los escucha.