La mordida del dragón de komodo no es venenosa, a pesar de ello sí es sumamente tóxica, esto debido a los diferentes tipos de bacterias que habitan en la saliva de este reptil. Derivado de la inmunidad del lagarto a sus propios fluidos es que un grupo de científicos ha comenzado a considerar que la sangre del dragón de komodo contiene la llave para el desarrollo de nuevos antibióticos.
Con el objetivo de encontrar una respuesta a la resistencia microbacteriana, investigadores de la Universidad George Mason en Estados Unidos han desarrollado un compuesto sintético a partir de una proteína hallada en la sangre del dragón de komodo, compuesto que ha demostrado tener un efecto positivo en heridas infectadas en ratones.
De acuerdo con los resultados del estudio, los cuales fueron publicados en Biofilms and Microbiomes, este hallazgo podría ser un paso importante en el desarrollo de nuevos antibióticos que permitan combatir a los patógenos resistentes a los antibióticos.
La proteína sobre la cual trabajó el equipo de la Universidad George Mason para desarrollar su compuesto sintético es conocida como DRGN-1, la cual mostró importantes propiedades antibacterianas incluso ante algunas de las superbacterias conocidas hasta ahora, como son pseudomonas aeruginosa y staphylococcus aureus.
Si bien la mordedura del dragón de komodo no es venenosa, es altamente tóxica y contiene más de 80 bacterias, algunas de las cuales pueden derivar en envenenamiento de la sangre y sepsis, razón principal por la que el equipo comandado por Monique van Hoek decidió experimentar con la sangre de este reptil.
Aunque aún restan muchas pruebas por hacer antes de poder proceder a la experimentación en humanos, los primeros resultados han sido vistos con muy buenos ojos por la comunidad médica internacional.