La educación sexual es una educación para la sexualidad, y se entiende esta como las expresiones ideológicas, afectivas, éticas y filosóficas vinculadas y derivadas del hecho biológico del sexo. Básicamente, la sexualidad tiene tres componentes fundamentales: biológico, social y psicológico.
A la hora de hablar de sexualidad, el rol del médico es muy importante ya que es quien genera las condiciones para preservar la salud física y mental a través de la práctica educativa y el fomento de los hábitos de vida más adecuados que propicien ésta. Una de sus actividades más importantes tiene mucho que ver con la salud sexual y la reproductiva y es, precisamente, la atención a niños, adolescentes, embarazadas, adultos jóvenes y adultos mayores, con los que puede realizar acciones educativas en el campo de la sexualidad.
Será necesario llevar a cabo campañas de educación de la sexualidad
El objetivo del médico es instruir a la población en los problemas relacionados con la educación en sexualidad, la planificación familiar y alertarlos contra los factores de riesgo.
En los círculos de adolescentes, los de embarazadas y los de abuelos, pueden llevar a cabo verdaderas campañas de educación sexual para garantizar una sexualidad sana, plena, responsable, segura y placentera. Para ello, el médico debe prepararse bien.
Lo que es necesario es comprender que la relación sexual es algo más que lo relativo a las relaciones sexuales íntimas, algo más que el coito. Según los autores Flasses y Bravo, “la educación sexual es una educación para la sexualidad, entendida esta como las expresiones afectivas, ideológicas, éticas y filosóficas, vinculadas y derivadas del hecho biológico del sexo”.
Está vinculada estrechamente a la realización personal
Lo que se debe incidir es en el derecho a una sexualidad plena, formar una familia, la equidad de género, formar una familia, la salud sexual y la planificación familiar. Así que para lograr estos objetivos entre sus pacientes, independientemente de los planes que se trace, el médico requerirá, como elementos de su personalidad aplicables en el quehacer diario y en la relación médico-paciente, a través de las siguientes herramientas:
- Asumir su propia sexualidad y aceptar la de los demás.
- Crear y poner en práctica los sentimientos y actitudes de equidad entre los sexos.
- Disponer de información científica sobre la sexualidad.
- Saber dialogar y ser tolerante y democrático.
- Respetar las diferencias individuales y socioculturales.
- Haber superado mitos, prejuicios y tabúes sexuales.
- Ser participativa, empático y comunicativo, pero respetando siempre los principios éticos y morales que señala su sociedad y su condición de profesional honesto.
La sexualidad se vincula estrechamente a la realización personal; los afectos, la formación de la pareja y la familia y el intercambio íntimo personal, son también expresión de ella. Así que la orientación sexual se enfoca como un trabajo de límites estrechos, toda vez que responden a inquietudes sobre situaciones específicas. Esto incluye la educación sexual, ya que sería erróneo presuponer que todo el que solicite orientación o consejo conoce lo necesario sobre el tema de la sexualidad.
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