Científicos de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, y la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en Barcelona, España, encontraron que las bacterias alternan los periodos de alimentación cuando los nutrientes escasean, esto para maximizar la eficiencia del consumo.
Gürol Süel, director asociado del Centro de Biología de Sistemas de San Diego, destacó que lo interesante es que las “bacterias simples y unicelulares parecen criaturas solitarias, pero cuando forman parte de una comunidad muestran comportamientos muy dinámicos y complejos normalmente atribuidos a organismos más sofisticados o incluso a redes sociales”.
Dos años atrás, en 2015, Süel, Jordi García-Ojalvo (profesor de la UPF) y colaboradores descubrieron que las comunidades estructuradas de bacterias (biofilms) usan señales eléctricas para comunicarse de modo similar a como lo hacen las neuronas, pero este nuevo estudio muestra cómo interactúan dos comunidades de biofilms.
Utilizando modelos matemáticos, técnicas de microfluídica y microscopía time-lapse, los investigadores encontraron qué comunidades de biofilms vecinas participan en comportamientos sincronizados a partir de los estímulos eléctricos.
Los resultados de las pruebas mostraron que ante nutrientes limitados las estructuras bacterianas alternan sus periodos de alimentación a fin de reducir la competencia y prevenir colapsos en el consumo.
Resulta curioso, señalan los investigadores, que estas bacterias presentes en todos los ámbitos, desde los dientes hasta los desagües, hayan desarrollado este mecanismo 2 mil millones de años atrás de una forma similar a como el ser humano ha establecido los tiempos compartidos para vacacionar.
Es común que los sistemas vivos operen al unísono, pero aquí demostramos que funcionar por turnos también puede proporcionar un beneficio biológico.
Los resultados del presente trabajo fueron dados a conocer por la revista Science: “Coupling between distant biofilms and emergence of nutrient time-sharing”.
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