Nacida en la ciudad de Nueva York, Chelsea Batista, la hija mayor de una pareja de dominicanos asentados en Estados Unidos, asegura que siempre tuvo el deseo de estudiar medicina, sin embargo, tenía miedo de no ser aceptada en ninguna universidad.
La joven de 21 años de edad no sabía cómo actuar ante la posibilidad de no lograr su meta, así que decidió multiplicar sus probabilidades de ingreso a la escuela de medicina al aplicar paralelamente a los exámenes de 18 facultades.
Cuando recibió la primer a carta con respuesta afirmativa se sintió satisfecha porque al menos ya tenía la oportunidad de estudiar la carrera, sin embargo, su sorpresa creció al llegar una decena más de misivas indicándole que la aceptaban, las cuales provenían de escuelas competitivas como el Columbia University College of Physicians and Surgeons, Weill Cornell Medicine y la New York University.
Batista se dice afortunada porque sus hermanos podrán ver su ejemplo y notarán que la posibilidad de ser médico, abogado o ingeniero es una posibilidad, sin embargo, algunas personas han señalado que tal resultado obedece más a una cuota de estudiantes de minorías étnicas o raciales que las instituciones educativas deben cubrir.
Al respecto, Chelsea ha insistido en que provenir de una familia hispana de bajos recursos como la suya obliga a tener mayor nivel de iniciativa y ambición, precisamente porque hay gente con acceso a recursos que, en su caso, no se pueden pagar.
En declaraciones recogidas por Univisión Noticias, señaló:
Fui elegida porque como mujer hispana, tuve que luchar contra más obstáculos y resistencia que el candidato típico de la escuela de medicina y aún así conseguí sobresalir. Ser latina no fue una ventaja, fue otro obstáculo.
Aunque la principal preocupación de esta chica era la posibilidad de no lograr un espacio para estudiar medicina, ahora esta ha sido sustituida por la inquietud de no saber por cuál opción decidirse, ya que en algunos casos las universidades incluso le han ofrecido becas completas.
Imagen: macaulay.cuny.edu