En los pacientes diabéticos es muy común la presencia de enfermedad cardiovascular. Debido a que aproximadamente el 70% de los pacientes que sufren de diabetes de tipo 2 sufren también de hiperlipidemia, hipertensión y obesidad, las asociaciones dedicadas al estudio de la diabetes consideran que ésta, hace parte de un síndrome cardiometabólico y debe asumirse de esta forma.
En el caso de la dislipidemia, la más frecuente entre los pacientes con diabetes se da por un alto nivel de triglicéridos y un bajo nivel de colesterol de alta densidad (HDL), el colesterol de baja densidad (LDL) puede estar en un nivel alto o incluso normal. La dislipidemia no presenta síntomas y su diagnóstico se da a través de pruebas del perfil lipídico. Entre los factores de riesgo se encuentra el sexo, la edad, el estilo de vida, los antecedentes familiares, los altos niveles de glucosa en sangre.
Se ha demostrado que la reducción de los niveles de lípidos, disminuye los eventos y la mortalidad cardiovascular en individuos con un alto riesgo, en especial en los pacientes con diabetes.
El tratamiento de la dislipidemia tiene como propósito
Reducir los niveles de colesterol aterogénico y al mismo tiempo reducir los eventos cardiovasculares y de hiperlipidemia. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las muertes por enfermedad cardiovascular aterosclerótica, podrían evitarse si los pacientes realizaran un cambio en su estilo de vida, y no sólo en los pacientes con un alto riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, sino también en la población en general. Gracias al estilo de vida, en las últimas décadas ha aumentado de manera alarmante la prevalencia de la obesidad y de la diabetes mellitus, como consecuencia del sedentarismo y de las malas prácticas alimenticias, alcanzando proporciones epidémicas.[1]
La diabetes mellitus está definida por alteraciones en el metabolismo de la glucosa y la predisposición al daño tisular macrovascular y microvascular. Y se considera que la diabetes mellitus es un factor de riesgo cardiovascular, generando el doble de riesgo de sufrir un infarto agudo al miocardio.
Al reducir el colesterol de baja densidad en los pacientes diabéticos, disminuye el riesgo cardiovascular, de manera independiente de si se controla o no el nivel glucémico.
En general, los pacientes diabéticos presentan un elevado riesgo cardiovascular, que debe controlarse de manera estricta, por lo que se considera la administración de estatinas incluso cuando las concentraciones lipídicas sean consideradas “normales”.
El manejo de la hiperlipidemia en pacientes diabéticos, es muy importante por el alto riesgo cardiovascular que representa para ellos, por lo que, deben mantenerse controlados los niveles de colesterol, reducir el peso corporal, optimizar los niveles de presión sanguínea, realizar actividad física periódica, incorporar una dieta saludable, mantener el control glucémico y educarse permanentemente sobre la condición y el seguimiento de la diabetes.
[1] https://www.revespcardiol.org/es-guias-practica-clinica-manejo-dislipemia-articulo-S1131358715701184
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