¿Ejercer la medicina en el sector público y privado al mismo tiempo es éticamente incorrecto?
Este cuestionamiento empezó a raíz de una investigación publicada en 2015 por el British Medical Journal, en la que se incluyó un comentario que causó polémica entre la comunidad médica. Dicho comentario decía lo siguiente: “Los médicos no deberían tener permitido trabajar en el sector público y en el privado al mismo tiempo”.
El comentario, que incomodó a más de un médico, fue una opinión generada por John Dean, un médico cardiólogo británico que trabaja en el sector público y que anteriormente ejercía en el privado.
No importa lo alto que pusiera mis propios estándares morales y éticos. Al final, no podía escapar del hecho de que estaba envuelto en un negocio en el que la conducta de algunos era tan vendible que en ocasiones, rayaba en lo criminal.
De acuerdo con el médico, tuvo que dejar el servicio privado por “convicción moral”.
La medicina privada hace que los médicos tomen decisiones basadas en el beneficio en lugar de en la necesidad. La medicina privada puede ocasionar muchos eventos adversos.
El cardiólogo sostiene que mientras en el ejercicio público los compañeros son “personas en las que te quedes apoyar, en el sector privado los compañeros son en realidad tus competidores. Por si fuera poco, en la práctica privada los pacientes piensan que pagar significa una atención de mayor calidad, pero este concepto está muy lejos de ser cierto”, afirma Dean.
Medicina privada ¿un servicio que da exclusividad?
Mientras tanto, Kazuhiro Tajima, psiquiatra y presidente de la Asociación Española de Jóvenes Psiquiatras, quien combina la práctica pública y privada, señala que “los pacientes que acuden al servicio médico privado lo hace para buscar un servicio más exclusivo”.
Por su parte, María Jesús Cancelo, jefe de servicio de Ginecología del Hospital Universitario de Guadalajara, dijo que la ginecología es una de las especialidades que más demanda tiene en el servicio de salud privado. “Muchas mujeres prefieren el servicio privado porque éste les ofrece un momento más íntimo en ese instante tan importante de sus vidas, al tener una habitación privada y no compartida, “pero ahí estamos hablando de hotelería y no de medicina”.
Puedes trabajar en un hospital privado lujoso, pero sabes que no cuentas con un banco de sangre o un experto en neonatos de guardia que te ayude a resolver un problema durante el parto.
John Dean retoma su discurso al mencionar que es un secreto a voces que en ocasiones, médicos que trabajan en el sector público, recomiendan a sus pacientes acudir a su consultorio privado para no tener que esperar en la larga fila de espera.
Si lo vemos desde una perspectiva ética, que esto se haga no quiere decir que debamos condenarlo o rechazarlo.