La vacuna contra el virus del papiloma humano es una herramienta clave para frenar cánceres como el cáncer cérvicouterino, sin embargo su elevado costo, la desconfianza cultura y social, no permiten del todo su implantación, particularmente en los lugares donde más se necesita.
Se estima que más de 278 mil mujeres fallecieron en el mundo en 2015 a causa del cáncer de cérvix. En 41 países, se trata del cáncer que provoca más muertes en mujeres, de ahí la importancia de evitar los casos.
Si bien la vacuna no es nueva, su aplicación todavía sigue reticente. Para implementar su prevención es necesario que las mujeres acudan a su ginecólogo periódicamente. Sin embargo, existen barreras culturales, sobre todo en países pobres que impiden se lleve a cabo un oportuno tratamiento médico para la mujeres.
El director de Basic Health International, organización destinada a la lucha contra el cáncer de cérvix en El Salvador, afirma que “el cáncer de cérvix ataca a las mujeres más pobres, aquellas que no tienen acceso a las pruebas”. Esto es crucial para combatir la enfermedad ya que aquellas mujeres que sí se hacen revisiones pueden detectar y controlar algún problema a tiempo.
Esta situación hace evidente que las vacunas y los recursos de prevención están llegando de manera inequitativa. De acuerdo a la OMS, de los 194 estados: 66 introdujeron la vacuna contra el VPH pero no se trata de los países con los problemas más graves de cáncer. La vacuna va ahí donde no es tan necesaria, se usa más en países donde no hay incidencia o mortalidad por esta enfermedad. Sin embargo, la medida adoptada tiene sus beneficios, de acuerdo a la Doctora Mireia Díaz, investigadora del Instituto Catalán de Oncología, pues según explica “a veces la gente critica que no este implementado en países que lo necesitan menos. Sí, pero es que a veces es necesario que se haga allí donde tiene las cosas mucho más organizadas, donde si detectan un caso grave tienen medios para analizarlo… para que luego los demás se vayan convenciendo”.
Cabe señalar que las vacunas no son la solución porque sólo protegen contra tipos que provocan al menos el 70 por ciento del cáncer pero no es efectiva en todos.
A raíz de esta situación, un informe de la OMS detalló cuáles son las causas por las que esta vacuna no se utiliza como prevención, entre las que se encuentra: dificultad de llegar a niñas no escolarizadas, el costo, los rumores o la desinformación. Además de la falta de educación y la falta de consciencia en la población masculina, un sector importante también para combatir la enfermedad.
No obstante, José Jerónimo, especialista en cáncer en mujeres de la Organización PATH, asegura que el rechazo a la prevención será temporal. “Es sólo cuestión de tiempo, que las aguas se calmen, tener más experiencia con esta vacuna”, explicó.
Hasta ahora no existen realmente evidencias de que la vacuna contra el VPH sea insegura, por lo que los expertos creen que debe continuar aplicándola como una de las herramientas contra el cáncer cérvicouterino. Además, recomiendan hacer frente a la barrera cultural y económica que hay sobre esta medida, pues según se sabe la vacuna es una de las más caras del mercado.
En México se vacunan a niñas de entre 9 a 11 años de edad, escolarizadas y no escolarizadas, se les aplica dos dosis, pero el cáncer en las mujeres todavía se encuentra entra algunas de las principales causas de mortalidad.