El microrrobot Amebas mide 20 micras, tiene el tamaño de una célula humana y es capaz de percibir estímulos externos cambiando su forma y configuración. Éste y otros robots serán los protagonistas de la revista Science Robotics en este mes de marzo, entre los que destacan nanorrobots y microrrobots proyectados para inyectarse en un paciente y matar sus células cancerosas con gran precisión.
Los dispositivos también han sido creados para reparar daños en hepatocitos y neuronas. La publicación también presentará a robots humanoides que ayudan a construir tejidos y órganos para futuros transplantes.
Science Robotics ha decidido destacar al robot Amebas por utilizar “las propiedades asombrosas del ADN para responder con cambios de forma a los estímulos externos”, explica el genetista Jonathan Hodgkin.
Muchos científicos del mundo se han dedicado a estudiar las distintas maneras en que los robos pueden tratar enfermedades, muchos de ellos son diseñados para entrar en el cuerpo del paciente, para dosificar medicamentos en puntos específicos o limpiar arterias obstruidas, por ejemplo. Sus inventos son significativos pues estos podrían reemplazar cirugías invasivas complicadas.
Los robots suelen ser suaves y flexibles y no funcionan con motores. La mayoría se fabrica con hidrogel y nanoparticulas magnéticas. Estos materiales hacen posible que los dispositivos se muevan o naden cuando se active un campo electromagnético.